Barbarroja
Espectáculo repleto de acción, fuegos artificiales y actores que revive el
ataque pirata a un pequeño pueblo pesquero.
Inspirado en un pueblecito levantino, cercano a las ruinas de un baluarte.
La piratería berberisca, causó verdaderos estragos en las incursiones realizadas
sobre nuestras costas. Vivió su máximo esplendor durante el siglo XVI, con los
hermanos Barbarroja, súbditos del sultán otomano.
En las incursiones piráticas, se apresaban a las gentes del campo, artesanos,
marineros y pastores.
En la época de Jaume I el Conqueridor, al reconquistar el reino de Valencia, en
el siglo XIII, mandó construir las primeras torres vigías, desde donde se
efectuaban las labores de vigilancia a lo largo de toda la zona costera.
"Khair-ed Din" Barbarroja, fue un pirata turco que navegó por el Mar
Mediterráneo en el siglo XVI. Recibió el nombre de Barbarroja por su hermano
"Baba Urug", al cual sucedió en 1518. Durante muchos años fue el dueño y señor
del Mediterráneo. Siempre presentó batalla a cualquier flota cristiana logrando
siempre la victoria.
Duración: 28 min. 50 seg. y 6 min. 40 seg.
pre-show
Opinión: Fenomenal! Estupendo! Divertida!. Un
espectáculo de especialistas muy bien conseguido.
Comienza de una manera tranquila y divertida, complicándose con la llegada de Barbarroja en una trepidante pelea con el "chico" en el interior de su
barco. El final de Barbarroja no desmerece el conjunto de la actuación. Por
cierto, si podéis, ir por la noche, todavía quedan más realzados los efectos
pirotécnicos.
Como gratitud a todos sus componentes (en especial
Albert por sus magníficas fotos, y como homenaje a su paso por el show), he
añadido un extra con todas las fotos que conservo del espectáculo. Muchas
gracias a todos sus componentes por hacernos pasar un rato tan divertido y
agradable. Mucha Suerte.
GUION:
1.1 Dramaturgia
¿Qué espera el público que hace cola para ver ¡BARBARROJA!
(Los Piratas Berberiscos)? Una de piratas, un espectáculo de especialistas,
acción, humor...
Es importante conocer sus expectativas porque queremos que disfrute a rabiar,
que se lo pase de miedo.
El espectáculo debe tener una entidad y una capacidad de fascinación de primer
orden. De manera que pueda llegar a convertirse en referente del Parque, al
igual que otros parques tienen como divisa una gran atracción mecánica. Éste es
el espíritu que guía toda la concepción creativa.
Volvamos pues a lo más importante, el público. Seamos cómplices, hagámosle un
guiño y será uno más de los nuestros. Y al mismo tiempo sorprendámosle, hagamos
que levante las cejas, que abra la boca, que exclame, que se asombre. Vayamos
más allá de su imaginación.
¿Una de piratas? Pues claro que sí. Mar, barco, cañones, peleas, una historia de
amor, el malo y un final feliz. El esquema clásico de aventuras funciona para un
niño y para un adulto, sea cual sea su nacionalidad y sus referentes culturales.
Nos dirigimos a todos los públicos. Pero a partir de ahí hacemos una recreación
total.
¿Cuándo comienza el espectáculo? Cuando cada espectador accede a la grada. Pues
ya hay acción, sorpresa, humor... Nuestros personajes salen al encuentro del
público, lo convierten en protagonista y le permiten participar en la medida que
cada uno desee. Desde ese momento hasta el aplauso final la acción dirige en
todo momento la mirada del espectador, vibrando al ritmo trepidante de una banda
sonora de gran impacto que lo envuelve por completo. Todo se encadena para hacer
de la ficción una realidad inolvidable.
Mención especial merece el tema de la iluminación. Concebido para ser
representado durante el día, las representaciones nocturnas del espectáculo
serán un lujo, por la magia y la maravilla que la noche y la luz de escena
añaden a cualquier montaje.
Espectacularidad, emoción y humor. Integrando múltiples referencias, conjugando
elementos y recursos cinematográficos, teatrales y literarios, en una práctica
escénica adaptada a las características de un parque temático, haremos de LOS
PIRATAS BERBERISCOS un espectáculo que se recordará.
1.2 Guión Artístico
1.2.1 ARGUMENTO
Corre el s. XVII y la costa mediterránea sufre el azote de
las hordas berberiscas. En un apacible rincón de la costa una muchacha y un
grupo de amigos llevan mercancías a un pueblo de pescadores.
Con la rapidez de un sueño, un navío pirata entra en la bahía, destroza el
pueblo a cañonazos y hace cautivos a todos. El grupo queda encadenado en la
playa y a bordo los sarracenos se lanzan sobre la chica.
El chico reacciona, rompe cadenas y amarras, y asalta la galera. La lucha sobre
cubierta arrasa el barco entero. El navío se rompe, se quema y se hunde. El palo
mayor se troncha y lanza al capitán y a la chica al pie de un acantilado.
En lo alto de las rocas aguarda el destino. El chico cruza la rada y escala la
pared. Arriba el capitán y su látigo parecen invencibles. Pero la chica resuelve
la historia: manda al pirata al abismo y se queda con el chico.
1.2.2 DRAMATIS PERSONAE
La Chica - La heroína.
Una muchacha sencilla, alegre y desenvuelta. Es un torbellino
de energía. No le desagrada ser el centro de atención, y lo mismo puede animar a
tres que a tres mil personas.
Es muy atractiva y le encanta coquetear y liar a los chicos, pero no soporta los
abusos. Se enfrentaría con el mismo diablo si tuviese la osadía de ponerle la
mano encima sin su consentimiento.
Alto nivel de interpretación. Muy buena comunicación con el público. Agilidad y
lucha escénica. Salta al agua desde altura.
El Chico - El héroe.
Aspecto de antihéroe. Parece un turista extranjero de los que
vienen a ponerse como cangrejos. No sabemos de qué país procede, pero el caso es
que "no entiende".
Siguiendo la tradición se enamora de la chica, lo que le acarrea un sinfín de
problemas.
Es muy simpático, aunque algo patoso. Cuando se enfada y explota se convierte en
un huracán que lo destroza todo a su paso.
Debe parecer que es una persona del público, al menos hasta el chapuzón.
Alto nivel de interpretación. Agilidad y acrobacia. Cae de una azotea. Lucha
escénica. Escalada. Salta al agua desde altura.
El Capitán - El villano.
Es un malvado integral. Cruel y despiadado. Sobre sus hombres
ejerce una autoridad total.
Disfruta atormentando al prójimo. Entre las distintas actividades del gremio se
ha especializado en hacer cautivos.
Hombre de pocas palabras, la risa y el látigo son las manifestaciones habituales
de su negra alma.
La lujuria le pierde, y ante una mujer hermosa es capaz de provocar la ruina de
su barco y aún de la flota entera del Gran Turco.
Alto nivel de interpretación. Dominio del látigo. Agilidad. Lucha escénica.
Salta al agua desde altura.
Los Piratas - Los malos.
Feroces, canallas y asquerosos. Serviles y cobardes con el
capitán y rastreros y bravucones con el resto del mundo, componen una tropa
inquietante.
Gustan de darse golpes y soltar carcajadas. Hablan poco, seguramente por miedo a
perder la lengua de un latigazo.
Manejan cadenas y grilletes con una habilidad asombrosa.
En la lucha van a muerte, aunque como pasa casi siempre, hay un cagueta.
Nivel medio de interpretación. Agilidad y acrobacia. Lucha escénica.
Los Cautivos - Los buenos.
Voluntarios del público que quieren ayudar a la chica y no
saben lo que les espera.
Tienen la oportunidad de participar en el espectáculo.
Tratados con complicidad y con respeto exquisito, podrán ser protagonistas en
"una de piratas".
1.2.3 Acción
LA GRADA (Preshow I)
Co co co co cococoricó... El público llega al interior de la
gran caverna. Co co co co coooc... Los asientos se ocupan con rapidez. Co co co
co coco coco... ¡Cuidado! No vaya a sentarse sobre el huevo. Muchas gracias
señora, muy amable. Co co co co co... ¡Calentitos! ¿Quiere quedárselo caballero?
No son caros... Co co co co... ¿Me sujeta un momento la gallina? Co co cococó...
Una muchacha alegre y desenvuelta canturrea mientras recorre la grada. Lleva una
gallina y una cesta donde va poniendo los huevos que están repartidos de uno en
uno sobre los asientos, provocando sonrisas y sorpresas. Unos llaman a la chica
para entregárselo, otros entran en el trato y se lo quedan, alguno sostiene la
gallina para que la joven acceda al centro de la fila...
Aprovechando los ires y venires a que obliga tan amplio gallinero, la chica va
acomodando al público, y lo tiene entretenido con la gracia de su estampa y un
cuidado repertorio: coplas, guiños y picardías, alguna salida airosa o un
desplante sandunguero... Al final, como es preceptivo, se escapa la gallina.
Revolera, algunas plumas, y en el jolgorio algún apuesto mancebo que se hace con
el ave. La muchacha agradece con un beso la intervención y ruega al espontáneo
que le lleve la gallina.
Según baja por la grada va encontrando voluntarios y voluntarias que le ayudan
con los diferentes trastos que hay repartidos por aquí y por allá: tonelitos,
fardos con ropa, algún saco, un cesto con naranjas, una jaula con unas cuantas
gallinas... ¡Flash! Alguien hace una foto. A la chica le gusta y posa con toda
la comitiva. El improvisado fotógrafo es un turista extranjero bastante gordito.
La joven le habla en varios idiomas, pero él no entiende. Al final le enlaza el
brazo y se lo lleva también.
EL BOTE (Preshow II)
Sobre la arena hay un bote y un bulto muy grande. Los frailes
del monasterio esperan las provisiones, y no hay manera de llegar hasta allí,
sino dando la vuelta al acantilado siguiendo la costa. Los piratas están al
acecho, pero no hay más remedio que arriesgarse. Siguiendo las indicaciones de
la chica, dejan las cosas en la playa y arrastran el bote hasta el agua. El
chico extranjero hace alguna foto. Al ir a subir al bote la chica le da
demasiado impulso y hace que se separe unos metros de la orilla. Los remos no
aparecen por ninguna parte. El de las fotos aprovecha y saca otra.
La muchacha lanza un cabo para que la remolquen. El chico de las fotos coge el
primero la cuerda, y tras él se forma la fila. La chica ata el extremo de la
cuerda a una argolla que hay en la borda y da la señal. El chico de las fotos
pega un tirón, la argolla salta por el aire rompiendo un buen pedazo de madera,
el bote se desequilibra y ella está a punto de ir al agua.
Se encara con el extranjero y consigue que salga de la fila. Los voluntarios le
tiran la cuerda, ella la sujeta con las manos, y poco a poco acercan el bote. El
chico hace alguna foto.
Cuando llega a la orilla ciñen la borda para que no vuelva a irse, y el de las
fotos se dispone a ayudar a bajar a la chica. Pone un pie en el bote, pero no
sabe cómo cogerla. Ella intenta indicarle, pero él no entiende. Al final la coge
de una manera bastante complicada. La aguanta en equilibrio, pero se le resbala
y acaba sentándola en sus hombros. La cabeza del chico desaparece bajo la falda.
El flash se dispara varias veces.
Ya en la arena, la chica les plantea la situación: el bote está arruinado y debe
refugiarse en el pueblo, pues si aparecen los piratas en la playa está perdida.
Si le ayudaran con los trastos... Ante tal encanto y tales ruegos, los
voluntarios se reparten las mercancías. El de las fotos coge el bulto enorme. La
chica recomienda que le ayuden pues el bulto pesa lo suyo. Sin atender a razones
el de las fotos se lo carga sobre la cabeza, pero se desequilibra
inmediatamente, va hacia un lado, hacia otro, ¡cuidado!... CHOFFFF. Se cae al
agua y se moja de arriba a abajo.
Le ayudan a salir. Saca la cartera, el pasaporte, se quita el reloj, la cámara
de fotos... todo está chorreando. La chica reacciona con la soltura habitual y
salva la situación. Abre uno de los fardos, extiende una sábana y dos
voluntarios quedan encargados de sostenerla; coge algo de ropa y se la da al
chico. Mientras éste se cambia tras la sábana, la chica se dirige a los
voluntarios. Está muy preocupada pues los piratas están saqueando la costa. Si
vienen y los pillan todos se enfrentan a un largo cautiverio en Berbería. Aunque
quizás... ¡sí!, ¡hay una posibilidad! Los piratas nunca han asaltado el
monasterio. A lo mejor respetan a los frailes... ¡esa es la solución!
De repente la sábana cae al suelo y vemos los divertidos calzoncillos del chico.
Vuelven a levantarla , y mientras acaba de cambiarse, la chica reparte entre los
voluntarios los hábitos de los frailes. Cuando el chico aparece de nuevo lleva
el hábito del abad. Ahora todos van disfrazados, y parece que la congregación
entera haya venido a la playa. Como el que no quiere la cosa se han convertido
en personajes del espectáculo.
EL PUEBLO
Se reparten las mercancías, y guiados por la chica recorren
la playa hasta el pueblo. Al llegar, ella va indicando dónde han de dejar cada
cosa. El bulto grande va en la azotea de la casa más alta, y el chico, que se ha
empeñado en llevarlo solito, sube una escalera y desaparece en la casa. Los
demás acaban de colocar los trastos y se reúnen en la orilla.
El pueblo ya no está desierto. ¡Qué curioso resulta con un grupo de frailes por
la calle!. La chica está radiante y reparte abrazos y besos. Reina la paz. Hasta
es posible que los piratas hayan dejado la costa y regresado a su cubil.
LOS CAÑONAZOS
¡BOOOMM! Un tremendo chorro de agua salta por el aire a unos
metros de la playa. La chica y los voluntarios se quedan boquiabiertos. Asomando
por el acantilado ha aparecido una galera berberisca que se acerca veloz hacia
la costa disparando sus cañones.
¡BOOOMM!¡BOOOMM! Una andanada barre el agua a lo largo de la orilla mojando a
todo el mundo. La chica conduce a los voluntarios en busca de refugio. ¡Hacia la
grada! ¡BOOOMM! Un gran impacto levanta la arena obligándoles a cambiar de
dirección. ¡A las rocas! Cruzan el pueblo a la carrera ¡BOOOMM! Un cañonazo
rompe el acantilado. ¡Venga, entrad, entrad! La chica abre la puerta de una
caseta y todos se refugian en ella. Nada más cerrar vuelve a abrir la puerta y
sale. ¡El de las fotos! ¡BOOOMM! Los sacos de harina que hay al lado revientan
con una nube de polvo. La chica se ha salvado por los pelos. Recorre el pueblo
dando voces pero el chico no aparece. Cuando llega al otro extremo ¡BOOOMM! Un
cañonazo revienta en los toneles. Retrocede. Intenta refugiarse. ¡BOOOMM! La
cesta y todas las naranjas vuelan por el aire.
El chico la llama y le sonríe desde la azotea .¡BOOOMM! Tras él un tejadillo se
desploma cegando la escalera. El chico no se entera. La chica le avisa a gritos
del ataque pirata, pero él no entiende. Ella le señala la galera, disparan otro
cañonazo, al ver la trayectoria la chica se esconde corriendo en la caseta. ¡BOOOMM!
La caseta deja de existir.
Esta vez el chico sí que entiende lo que está pasando y maldice el barco con
palabrotas incomprensibles. Vuela otro cañonazo. ¡BOOOMM! La bala revienta en el
balcón del primer piso, la esquina de la azotea se resquebraja y se viene abajo.
El chico cae rompiendo la barandilla y estampándose en el suelo contra la jaula
de los pollos. Las gallinas salen por el aire cacareando entre una nube de
plumas.
Se levanta tambaleándose. ¡BOOOMM! El último cañonazo da en la azotea, el bulto
sale volando por los aires y cae sobre el chico, aplastándolo.
EL SAQUEO
Los piratas han atracado y desembarcado. Ferocidad, caries,
bigotes, cimitarras. El capitán restalla el látigo en el aire, sus hombres se
ríen a carcajadas y arrastran toda la ferralla propia de apresar cautivos. Todos
entonan una canción bárbara de saqueo y destrucción. El encargado de atracar el
barco se arma un lío con la maroma, el navío se desliza hacia atras un buen
montón de metros arrastrando al agua al infeliz entre las carcajadas de sus
compañeros. Al final otro ciñe el extremo del cabo y lo sujeta a la estaca. La
maroma queda tirante y el tontaina colgado y chorreando. Rápidamente llegan a
las casas. El pueblo está humeante y bastante deteriorado. Registran en vano. No
hay nada ni nadie. El capitán se enfada con el artillero, siempre lo destroza
todo. Alguno persigue sin éxito a las gallinas.
Por fin descubren el bulto y entre cuatro consiguen moverlo. Debajo aparece el
chico. Para reanimarlo lo tiran al agua. Lo rodean y le amenazan con horribles
tormentos si no dice dónde está la gente. El chico no entiende. El látigo del
capitán sí que se hace entender.
Junto a las casas han aparecido la chica y los voluntarios. Aprovechando que los
piratas están mirando hacia el agua, intentan atravesar el pueblo y huir sin ser
vistos. Un gran sable se levanta sobre el cuello del chico. In extremis ve a la
chica, le declara su amor y se despide. Los piratas descubren a los voluntarios
y caen sobre ellos. Ni hábitos de fraile, ni nada de nada. El ansia de botín
domina a los sarracenos.
LOS CAUTIVOS
Cadenas, grilletes, la fila de cautivos vuelve hacia la
galera. Las risas de los sarracenos marcan el ritmo de la marcha. Tras ellos, el
chico, dando traspiés, transporta el bulto. El látigo del capitán se ceba en él.
La chica no va encadenada, pero una tremenda cimitarra la disuade de cualquier
intento de fuga.
Al llegar al pie de la galera paran. Con una maza descomunal clavan una estaca
en la arena y sujetan la cadena para evitar que escapen los cautivos. El chico
se subleva y lo llevan aparte, sujetando su cadena en la estaca a la que está
amarrado el barco. Entre cuatro moriscos suben el bulto a bordo. El que está al
tanto de la chica intenta propasarse y recibe un bofetón que le manda el
turbante al suelo. Rojo de ira levanta la cimitarra... ¡CLAAACC! Un sonoro
latigazo hace volar la espada y recuerda quién manda entre los piratas. La chica
mira al jefe de los berberiscos. Los labios del capitán se tuercen en una
sonrisa siniestra. ¡CLAAACC! ¡CLAAACC! El látigo restalla sobre la playa
salpicando de arena los pies de la chica. El capitán le ordena subir y ella se
encamina a la galera mientras él la sigue riéndose a carcajadas.
Una vez en cubierta es obligada a subir encima del bulto. El capitán le ordena
que se desnude. Ella se niega. El capitán le descarga el látigo muy cerca. La
chica pide ayuda al chico, pero el chico no entiende. El capitán sube al bulto,
le coge el vestido por los hombros y se lo desgarra dejándola en ropa interior.
La chica le suelta un bofetón y se cubre con los jirones. El capitán se troncha
de risa, la abraza y la besa.
EL ZAFARRANCHO
¡AAAAAAHH! El chico es presa de un ataque de furor. Suelta un
grito de furia, rompe las cadenas, arranca la estaca, la empuña loco de rabia y
ataca la galera.
La chica está encantada de que por fin haya entendido.
La plancha de acceso cae al agua y la galera, sin nada que la sujete, comienza a
derivar. En cubierta hay un zafarrancho infernal. Los piratas acometen al chico
con fiereza. Cadenas y cimitarras, alaridos y lamentos atraviesan las cubiertas
de la galera. Trozos de madera y berberiscos enteros vuelan por los aires. El
hábito va desapareciendo en sucesivos desgarrones. Dos se esconden en un par de
grandes tinajas y la estaca las hace cisco. El más pequeñajo evita astutamente
la refriega, llega detrás del chico y le revienta un palo en las costillas. El
chico ni se entera. Luego vuelve con una tranca, más tarde con un remo, al final
le rompe un pedazo de barandilla, nada, ni por esas.
El capitán sostiene su guerra particular persiguiendo a la chica, pero lejos de
satisfacer su lujuria, va recibiendo mamporros. El chico reparte leña como un
poseso. La chica sube por la escala, el capitán trepa tras ella. Los piratas
acorralan al chico en la cubierta de popa. El pequeñajo se ha encaramado en la
borda, ha sacado de su soporte el falconete y lo levanta con gran esfuerzo, el
chico retrocede acosado por el resto de la banda, y el otro le arrea con el
cañón en la cabeza. Se gira sorprendido y ¡AAAAAAHH! le pega un grito brutal. El
pequeñajo cae al agua del susto y el falconete acaba en las manos del chico. Los
cuatro piratas saltan por las cubiertas atropellándose en franca desbandada y se
reúnen en el castillo de proa. El chico amarra el cañón con los dos brazos, ¡AAAAAAHH!
exhala de nuevo su salvaje berrido de combate, aprieta la cuerda entre los
dientes y dispara contra ellos. El castillo de proa revienta lanzando a los
piratas por el aire.
EL DESASTRE
Cubierta de humo, la galera empieza a arder. El fuego se
propaga rápidamente. El chico busca a la chica sin encontrarla. No sabe cómo
apagar el fuego. La galera está en llamas. Encuentra un hacha y le pega un
tremendo hachazo a la cubierta. Un gran chorro de agua emerge desde abajo.
Un grito en lo alto. El capitán ha alcanzado a la chica. El chico llega a la
base del palo mayor. El capitán corta un cabo y la gigantesca entena se
precipita hacia abajo. Milagrosamente el chico salta a un lado y salva el
pellejo. Bramando de rabia se encarama a la escala de estribor y comienza a
trepar hacia la cofa. El capitán corta otro cabo y la escala entera se desploma,
el chico aferra un cabo y consigue evitar el desastre. Ahora sí que está
verdaderamente furioso, coge el hacha y la emprende a hachazos con el mástil.
Pero el palo aguanta. El furor se lo come. Suelta el hacha, ¡AAAAAAHH! pega un
tremendo alarido y le arrea un cabezazo al mástil. El palo se troncha y cae
hacia babor. Arrastrando en su caída al capitán y a la chica.
En la galera se precipitan los acontecimientos. El incendio y la vía de agua
acaban con el barco, que se hunde irremisiblemente. La galera escora a estribor
y se hunde por la popa. El chico intenta ponerse a salvo avanzando con
dificultad hacia proa. Finalmente alcanza el bauprés. Llega hasta su extremo, y
cuando parece que el navío va a llevárselo al abismo, se lanza al agua.
EL ACANTILADO
Un grito nos lleva al acantilado. La chica y el capitán han
podido salvarse ganando la playa y ahora ascienden por un sendero rocoso. ¡CLAAACC!
La chica huye perseguida por el látigo.
El chico atraviesa el agua rápidamente y comienza a escalar la pared rocosa.
Arriba, en lo alto, la chica llega a un terraplén sin salida, cerrado por un
muro inaccesible. Avanza hasta el borde del precipicio y contempla la galera
humeante y semihundida. Ignorando que el chico está escalando la pared, se
enfrenta a su destino. El capitán se burla de ella, deja el látigo y avanza
riéndose cruelmente.
El chico alcanza el borde del terraplén y asoma la cabeza. El capitán ha
abrazado a la chica, que intenta desasirse. ¡AAAAAAHH! El chico se incorpora
para atacar pero el pirata reacciona rápidamente y lo fríe a latigazos. El chico
logra mantenerse a duras penas aferrándose al borde de la roca. Por fin un
latigazo le hace caer. La chica grita horrorizada. El chico se enreda en la
vegetación y queda colgando unos metros más abajo.
El capitán cree que ha conseguido librarse de él. Abarca con la mirada toda la
bahía y riendo diabólicamente, estremece el aire a latigazos. De pronto el
látigo se engancha. El pirata se vuelve. De un tirón la chica lo desarma. Empuña
el látigo con rapidez, reúne toda la rabia que ha acumulado y de un formidable
trallazo manda al capitán al fondo del acantilado.
Sola en lo alto, se gira, apoya la frente sobre las rocas y solloza. El chico
gana el terraplén y la llama. Ella se gira, le enlaza la cintura con el látigo y
lo trae hacia sí, le quita alguna brizna del pelo y se funden en un beso
apasionado.
SALUDO
Tras el primer aplauso saltan al agua desde lo alto del
acantilado, cruzan la bahía y se reúnen con sus compañeros en la playa. Los
piratas liberan a los voluntarios. Saludo final.
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