VIAJE a CALIFORNIA - NEVADA

"FarWest mesacho corto 2006"
(by edmenahi)

Domingo 30-4-06: Viaje hacia San Francisco.

Varios meses de preparación, vueltas aquí y allá con webs de hoteles; empresas de alquiler de vehículos; venta de entradas por Internet; plannings versión 1.0; 1.1; 2.0; 3... 4.... Halfing tocando los webs con variar los itinerarios para ir a sus Tommy Hilfiger Outlet Store .... y así multitud de pequeñas cosas que fueron variando el itinerario inicial.

Pero llegó el día. Para los de Madrid (Kap, Marcopolo, Acius, Halfing y yo) salida el 30 de Abril con llegada a San Francisco y para los Alicantinos (Circe, Nimue, Fly, Modegod, Hansolo y Cop) salida el 1 de Mayo con llegada a Los Angeles, pues en un anterior viaje, éstos, ya visitaron San Francisco y no les quedaron muchas ganas de volver. Me imagino que entre otras cosas por un "pequeño detalle" que oí en un documental del Canal Historia de un famoso escritor norteamericano y que decía que "el invierno más frío que he pasado en toda mi vida fue un verano en San Francisco" Y podemos dar fe de ello, pero todo a su tiempo.

El viaje empezó para el grupo "M" el sábado 29 en Parque Warner Madrid, pues habíamos quedado allí para despedirnos y, en mi caso, recoger a Marcopolo en el más allá (vamos, en Parla) y pillar la cámara de vídeo de Stunt Faller que gentilmente nos cedió para los on-ride del viaje . Tras salir del parque Kap, Acius y Halfing comenzaron su plan para pasar la noche. Cena, cine en sesión golfa y luego unas coca-colas y cafés hasta la hora de ir al aeropuerto. En nuestro caso, Marcopolo y yo nos fuimos a la Barti's Mansion para intentar dormir unas horitas antes del viaje. Quienes ya habéis viajado de sobra sabréis que es difícil dormir antes de un viaje y más cuando éste se lleva cociendo meses. Así que a las cuatro nos pusimos en pie y cruzamos los dedos para no perdernos camino de la tristemente famosa "T-4". Siguiendo la intuición más que los carteles llegamos a la terminal, completamente vacía a esas horas y estando aparcando recibimos una llamada de Halfing preguntando que dónde estamos. Mal rollo, pues nos dice que hay cambio de planes en el viaje. Con la triste experiencia de la "webon's family Orlando Tour 2005" y el asqueroso "over-booking" de las líneas aéreas nos tememos lo peor. Pero no. Esto de ir con los ingleses se nota. En un principio teníamos la salida a las 8,45 horas, pero si queremos nos cambian la reserva a un vuelo a las 7,00 de la mañana y el de Londres a San Francisco en lugar de salir a las 13, a las 10. Genial, pues aún llegando tarde a la costa Oeste conseguiríamos unas horas extra para poder ver cumplir más tranquilamente el planning para esa tarde

De camino hacia la T-4S hacemos unas fotitos a esta excelente terminal, que por culpa de su avanzado sistema de cintas para las maletas se ha convertido en un auténtico sorteo. Eso de que recojas las maletas sin que te las hayan perdido es todo un premio

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El viaje empieza bien. Además de salir casi dos horas antes, en lugar de ir en un vuelo operado por Iberia (sin desayuno), nos llevan en uno de British, con lo que nada más despegar nos dieron una de esas cajitas que diría Torrente. Menudo cachondeo con el "psh!, señorita, señorita.... unos huevos fritos con chorizo, coño!! ... o unas porras!!" Pero no, toca lo que toca

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Ya en este trayecto algunos no pierden el tiempo:

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Aunque parezca que Marcopolo está leyendo el periódico, no. Sólo mira las fotos Éste era el tiempo arriba, incluso con aviones en la misma dirección que nosotros

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Y abajo, Londres sin sol para no variar

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Según la web de BA los controles de seguridad en Eatrhow son ahora mucho más exhaustivos que antes y exigen una hora y media por lo menos. De tiempo íbamos sobrados, con lo que no nos agobiamos mucho en ellos, pero si alguien va justo entre conexiones creo que lo pasará mal. Son muy meticulosos en los controles. Gracias al consejo de Amaroto metimos prácticamente todo en los chalecos y bolsos de mano, con lo que no tuvimos que vaciarnos en exceso. El ordenador fuera de la bolsa y abierto. En esto que casi me dejo en la bandeja el billete del avión. Menos mal que el policía se dio cuenta, porque sino ya hubiéramos tenido la primera anécdota del viaje

Tras deambular un poco por la Terminal 1 nos dirigimos hacia la puerta de embarque de nuestro vuelo. Allí teníamos el 747 que nos iba a cruzar el charco y los EEUU

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Una vez arriba, esta vez no hubo suerte y fuimos en "clase cabestro" nos colocaron a cuatro en el centro y a mí en el pasillo del lateral izquierdo. A mi lado llevé todo el viaje a una pareja que no se levantaron más que cuando lo hacía yo. No sé si por no molestar o porque no hablaban "spanish" y pensaban que no iba a entenderles

Nuestras caras antes del despegue:

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La verdad que cuando uno ve esto en la pantalla del respaldo, lo primero que se te pasa por la cabeza es "quien me manda venir a mí"

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Durante el viaje:

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Lo de abajo es hielo, mucho mucho hielo. Volábamos sobre Groenlandia

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Y cuando ya no sabíamos cómo ponernos, cuando ya estábamos hartos de ver el desértico paisaje que se observa a 11.000 metros de altura, comenzamos a notar esos airtimes inconfundibles que te dan los aviones cuando comienzan a descender. Y por fin tocamos tierra. Una vez en la pista permanecemos allí un rato, pues al parecer no hay fingers libres. Cuando comenzamos de nuevo a carrilear decimos de broma "a que aparcamos en la última fila"... y así fue

Cuando nos bajamos del avión comentamos que si aquí hay las mismas colas que en Miami para pasar el control de pasaportes nos queda aún una horita para salir del aeropuerto. Apretamos el paso adelantando a casi todo el mundo y cuando llegamos a los controles nos quedamos parados en seco, mirando los carteles por si nos habíamos confundido de sitio. ¡No había nadie en las colas! Así que nos ponemos en varias y tras la breve entrevista de siempre con el agente de inmigración, toma de huellas y foto nos vamos hacia las cintas para recoger las maletas. Cruzamos los dedos para que desde la T-4 no las hayan enviado a las Feroes y según van saliendo nos felicitamos por tener todo el equipaje con nosotros. Mi maleta llega abierta y gracias a que le puse una cinta alrededor, sino no sé qué habría pasado

Ahora viene cuando la peinan, como dice el dicho popular. Buscamos los carteles de "rental car" y salimos por un ascensor al parking del aeropuerto. Nos ponemos a buscar dónde narices están y nada, que no lo encontramos. Tras mirar y remirar un rato, nos damos cuenta de que no estamos en la planta correcta, así que de nuevo cogemos el ascensor y salimos a una planta donde se coge un monorraíl que nos lleva hasta el otro lado del aeropuerto, donde están todas las agencias de alquiler de coches. La nuestra, Alamo está justo enfrente de la puerta del monorraíl y una vez más comprobamos que no hay cola alguna (recuerdo las que hay siempre en Miami). ¡Esto marcha! nos decimos. Hemos ganado tres horas respecto al planning inicial y encima hemos sacado una hora extra que pensábamos perder entre controles y colas varias. ...

... Primer "hostión" del viaje. Entregamos la reserva al empleado de Alamo y le decimos que queremos la Toyota Sienna que tenemos reservada y no la "similar" que siempre toca Nos dice que sí, que nos da una Sienna. Pero a la hora de pagar nos suelta que el señor Arnold Schwarzenneger impone a todos los vehículos de alquiler un seguro extra aparte del CDW que todo el mundo contrata en el resto de los EEUU Así que la reserva inicial se dispara en unos 215 dólares más. En fin, a pagar entre cinco tampoco es tanto y no por eso nos vamos a amargar el viaje. Aunque la tónica general de este viaje han sido los recargos ocultos y los "gratuity" a nuestro parecer excesivos.

La primera impresión nada más coger el vehículo es genial. Muy amplio en sus plazas y con un maletero gigantesco aún con los ocho asientos desplegados

Halfing coloca el GPS y no va muy bien, así que tras circular un rato "a tientas" nos paramos camino de San Francisco para no perdernos en el momento menos propicio. Casi llegando al hotel, a la salida de la autopista que viene del aeropuerto hacemos esta foto:

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Los frikis del cine reconocerán ese edificio marrón de la izquierda, "El Coloso en Llamas" ¿quién no la vio de niño?

La primera impresión que dan las calles de San Francisco es que es como hemos visto en las películas infinidad de veces.

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Aunque la realidad siempre supera a la ficción. En casi todos los semáforos y por las calles vimos infinidad de pobres, "homeless" que les dicen aquí, con sus carros de supermercado llenos de cosas para nosotros inservibles; con sus botellas de alcohol en la bolsa de papel; bandas de delincuentes, en su mayoría hispanos, en casi todas las esquinas; bares de gente de color exclusivamente... vamos, nada que ver con la "American Lyfe Style" o algo así

Al llegar al hotel nos llevamos el segundo contratiempo. Como llegamos mucho antes de la hora convenida, no tienen preparada la habitación. Halfing les dice si podemos dejar el equipaje en alguna consigna o algo parecido, pero el "amable" empleado le dice que las dejemos en el hall del hotel, a la mano de cualquiera que por allí pase

Sin más que poder hacer, comenzamos con el planning para esa tarde. Primero vamos hacia el barrio donde están las casas victorianas. Si bonitas parecen en las películas, vistas de cerca lo son más aún. No soy muy televisivo de series, pero me suenan estos jardines y estas casas

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Preparando la foto...

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Y el resultado...

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Phantom Manor en San Francisco ¿o no?

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Tras dar una vueltecilla por las calles de alrededor, nos vamos hacia el parque donde está Japanese Tea Garden, otro punto de visita previsto en el planning. Es como el Parque del Retiro de Madrid... pero a lo bestia, para no variar con las costumbres de los americanos. Así que nos pegamos una panzada de andar que nos deja KO, aunque alguno no pierde el tiempo y se tira al vicio

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Y aunque no lo parezca, sí, es quien es

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Cuando ya casi habíamos perdido la esperanza de llegar a Japanese Tea Garden, pues según teníamos entendido cerraba a las 17 horas, nos lo encontramos en una esquina del parque. De esos jardines hay poco que decir aparte de que son una verdadera maravilla. Cuidar de toda esa vegetación y mantenerla en tan impresionante estado tiene que costar mucho trabajo y dinero. Por cierto, como llegamos casi al cierre del parque, entramos sin pagar, lo que supone un aliciente más para lo bien que va el día

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De regreso al hotel y tras callejear un poco vimos a la policía en acción, aunque era por culpa de un accidente, por lo que tuvimos que rodear unas cuantas manzanas para poder seguir camino del merecido descanso

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Segundo golpe del viaje. Llegamos al hotel y la prometida "habitación con vistas" que por supuesto nos costó más cara, lo era con vistas al lado "pobre" de San Francisco, así que teníamos estas vistas:

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En lugar de las que esperábamos que eran hacia el lado donde están los más altos edificios de la ciudad. Y para rematar la faena, la habitación tenía sólo dos camas y no muy grandes. Bajamos a la recepción para pedir la cama supletoria que teníamos contratada y nos dicen que ya la subirán. Muy mosqueado le digo a Halfing que dónde piensan ponerla, pues no hay espacio. Y efectivamente, no la ponen. Se limitan a subirla a la habitación y la dejan allí plegada. Por lo que nos toca mover las camas para hacer un hueco. La piscina, que era el motivo por el que Halfing contrató este hotel y no otro tenía el agua "climatizada"... pero con el clima de la ciudad. Así que estaba el agua casi helada.

En fins, que ya llevamos demasiadas horas despiertos como para encima mosquearnos por estos contratiempos. Así que nos ponemos a dar una vuelta por el barrio buscando un lugar donde cenar. Al igual que la Gran Vía madrileña, la avenida donde está el hotel tiene las calles de atrás que son auténticos "ghettos" de delincuentes y drogadictos. Aún sigo pensando cómo Halfing se atrevió a andar por esas calles Volvemos a la avenida principal, pues a la que veníamos del aeropuerto vimos un McDonald's antes del hotel. Comenzamos a renegar de nosotros mismos diciéndonos que no llevamos un día completo y ya nos vamos a meter la primera hamburguesa para el cuerpo. Pero mira por donde, vemos un restaurante de esos típicos de los años 60, con gramolas incluidas -y música de ese tiempo- y con todos los camarer@s vestidos con esos gorritos blancos y negros. Así que entramos y para nuestra sorpresa, absolutamente todos los empleados hablaban español. Por lo que pedir fue mucho más fácil para todos.

Las caras lo dicen todo:

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Bueno, en esta no, pero seguro que antes había soltado alguien alguna chorrada y de ahí las risas, pero juro que estábamos reventados:

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Y salvamos todos los muebles, pues ninguno comió hamburguesa ese día Kap comentó que un familiar suyo le había apostado que se iba a comer diez por lo menos y fue la única del viaje que no probó ninguna

De regreso al hotel unos nos duchamos y otros lo dejaron para la "mañana" siguiente. Hicimos apuestas sobre la hora en la que nos levantaríamos por el tema del jet-lag y ...

 

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