VIAJE a CALIFORNIA - NEVADA

"FarWest mesacho corto 2006"
(by edmenahi)

Martes 9-5-06: Visita Hoteles Las Vegas.

Es nuestro tercer día en Las Vegas y hoy no tenemos mucho interés en madrugar. Aún siendo un viaje de “trabajo”, nos podemos permitir el lujo de no levantarnos a las horas que lo hacemos cuando vamos a Orlando, por poner un ejemplo. Aquí el parque lo tenemos con salir de la habitación del hotel. Así que por cambiar de sitio para desayunar, nos vamos al McDonald’s que está al lado del Stardust. Algunos del grupo desconocían que en un McDonald’s se puede desayunar. Incluso otros, más familiarizados con el vaso de leche y la magdalena; se marchan a un “Apu” que hay enfrente del hotel. Al llegar al McDonald’s vemos que hay bastante gente haciendo lo propio de esas horas. Los menús de desayuno aquí incluyen hamburguesa, aunque para que no sea lo mismo que la que te comes a las 3 de la tarde, te la sirven sin ningún ingrediente. Vamos, como diría Demalenpeor “only meat”. Intentó no pedir el menú que tiene carne, pero sin saber cómo me lía el cajero y me la coloca. Las tortitas y el sirope estaban de lujo, la carne, bueno pues eso, carne. Pero el café… eso fue otro cantar. Por muchos tarritos de leche de esa que ponen en los aviones y por mucho azúcar que le eches, no hay manera de que sepa a algo. No me gusta el café solo, pero en próximos viajes tendré que probar el aguachirri ese que toman allí por si es así como hay que tomarlo para sacarle sustancia. Aunque pensándolo mejor seguiré llevándome mi tarrito de Nescafé como hemos hecho en otros viajes. Al menos el sucedáneo ese de leche que toman allí coge sabor con el café de aquí Tras agotar todos los tarritos y sobres de azúcar y comprobar que aquello no había forma de hacerlo saber a algo, salí con el resto del grupo y tras dar un par de sorbitos lo tiré en la primera papelera que me encontré. Una cosa tuve clara, si al día siguiente repetía “chez McDo” (que dicen en Francia), me pediría un batido.

Nos ponemos a andar hasta la parada del bus para ir hasta el final del Strip aprovechando el ticket del bus que teníamos del día anterior. Como ya dije el día antes, los autobuses son baratos, pero también los aprovechan al máximo. Así que vamos apretados a más no poder en el pasillo.

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Cuando llegamos a la altura del hotel Mandalay Bay nos bajamos del bus y comenzamos lo que iba a ser un día de visitas hoteleras. No sé quién fue el primero, pero los hoteles parecen estar hechos para superar el lujo y presencia de los anteriores.

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De la parte que se puede visitar de este hotel, destaca la recepción del mismo, con una gran pecera en el centro. También tiene unos jardines excelentemente cuidados… y como no, un gran casino.

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Visto lo visto, nos pusimos a buscar el lugar donde se coge un trenecillo que une el Mandalay con el Luxor. Todo un lujo gratuito que no quisimos perdernos ninguno, pues el día aún era largo y no estaba la cosa como para ir descargando fuerzas.

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Lástima que el viaje es de “trabajo” y no de vicio, digo de ocio, porque con oportunidades así uno lamenta no poder estar más días:

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Y claro, eso nos refrescó la memoria y nos dimos cuenta que todavía nos faltaba la foto de grupo del día. Un poco más vestidos que las tipas esas, pero un gran grupo.

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Si tuviera que elegir un hotel de Las Vegas que me haya dejado totalmente fascinado o alguien me pidiese que eligiese uno, puedo asegurar que lo tendría realmente difícil, pues en cada uno te encuentras algo grandioso; único o espectacular. En el Luxor hay bastantes cosas de esas que te dejan con la boca abierta, entre ellas pensar que se está en Terra Mítica:

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Otra de las cosas fascinantes de este hotel es que las habitaciones del mismo son la parte interior de la pirámide, siendo el resto diáfano y con máquinas de juego en el centro

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Sin trenecillo, pero con cintas mecánicas como las de los aeropuertos, se puede ir desde este hotel hasta el Excalibur. De camino por la cinta vimos que también hay espectáculos para ellas (y para las otras ellas)

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Para los que no sepan inglés, el anuncio de estos tipos dice: “Anabolizator men y su grupo kiko hinchado”.

Al igual que en otros hoteles, sin saber cómo, pero por narices se pasa por el casino. Igualmente, colgados de las paredes tienen los “certificados” de haber entregado premios millonarios en las máquinas tragaperras. Lo cierto que no me imagino la cara del afortunad@ al ver cifras tan bestiales. Claro, que lo que no pone es el tiempo que llevaba enganchado a la máquina.

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En otras tragaperras, en lugar de ofrecer dinero, el premio gordo son coches deportivos de lujo. Aquí se hace negocio de todo.

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El Excalibur me recuerda por fuera a los Exin Castillos esos con los que jugaba de pequeño y que no sé si aún existen.

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A la salida y ya cuando íbamos a cruzar para fuera del Strip para visitar el hotel Hooters, nos hicimos un montón de fotos en el carro del hotel que tenían a la salida, en el que pudimos observar que el caballo tenía una salud que ya la quisiéramos muchos de nosotros

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Eso sí, con el New York New York en la acera de enfrente nuestra atención se desvió hacia allí sin duda alguna. La presencia de la coaster Manhattan Express rodeando el hotel y el sonido del carro predominando sobre el de la intensa circulación de esas horas ponía los pelos de punta (eso es lo que tiene el ser “adizo” ). Siempre me acordaré de una frase de Urko en una ocasión, cuando dijo que el simple sonido de la cadena de un lift ya le emocionaba

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Cruzamos el Strip por una de las muchas pasarelas que hay en esta avenida y sin entrar en el hotel Tropicana jugamos unas partidas en una máquina de jackpot en la que sorteaban el coche amarillo que se ve abajo. A mí me tocó algo, pero era para jugar dentro del casino del hotel, así que pasé del tema y seguí con el resto hacia el hotel tetas, digo Hooters.

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Una cosa que me imagino que tiene mucho éxito en Las Vegas es que en todos los hoteles hay espectáculos. Algunos muy conocidos en el mundo entero y otros que se nota que son para no ser menos que los demás y tener algo que ofrecer a los posibles clientes.

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Adivina adivinanza, ¿quien es la PKTK girl que también estaba viciada con las tarjetas de titis?

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Ya ves tú, que por 10 dólares más que la patata esa de Star Trek Experience, me podía haber ido un rato con la prima de la del anuncio de Porcelanosa. Claro, que también estábamos seguros de que la de la foto nada tenía que ver con la que luego fuese en realidad. Vamos, más o menos lo que ocurre con las hamburguesas del McDonald’s que ves la foto y dices, con una reviento y luego cuando te la dan tienes que abrir la cajita dos veces para reconocerla

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Fuera del meollo de lo que es el Strip, los de Hooters han puesto aquí este hotel. La verdad que lleva poco tiempo abierto y por dentro se ve que aún están de obras. Pero lo que sí nos quedó claro es que es un hotel “del montón”. Lo único que tiene que puede atraer gente son “los bultos” de las chavalitas que allí trabajan. De hecho, mientras íbamos caminando por la acera en dirección hacia el hotel iba delante nuestro una parejita en la que la chica llevaba una minifalda tan sumamente corta que cuando se le caía un poco se le veía el “tirachinas” con hucha incluida. El noviete, que se iba percatando que por detrás iba gente a la que se le habían salido los ojos de las cuencas tiraba de la escueta falda para arriba, dejando las cachas del culete al aire. Vamos, que no se sabe qué era peor. Luego, cuando llegaron al hotel, vimos que la chica iba a una reunión de selección de personal. Lástima que los de Hooters desconozcan mi valía, pero me habría apuntado a la selección de chavalitas desinteresadamente.

Aquí las chicas PKTK-Hooters:

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Y aquí las “de verdad”:

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Los carteles ya lo advierten…

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En lo que las chicas alicantinas se bebían una cervecita, los demás nos fuimos a recorrer el casino y las tiendas del hotel. Al fondo de aquel había una piscinita, pero para los alojados. Sinceramente, como he dicho anteriormente lo único que merece la pena del hotel, y no todas, son las chavalitas. Porque es pequeño, soso y sin nada a la vista que llame la atención como los que habíamos visitado anteriormente. Pero bueno, para gustos…

A la que volvemos hacia el Strip, antes de entrar al MGM Grand, me quedé alucinado con una Harley, con la seguridad de que algún forero fastidiaría el teclado cuando viese las fotos. Imposible calcular el valor que tendrá tanto “tuneo” en la moto:

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En comparación con el Hooters, el MGM le da ochocientos millones de vueltas. Solo la recepción…

Uno…

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y otro…

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En este hotel también hay máquinas tragaperras en las que el premio gordo es un vehículo deportivo de lujo. En este caso un Viper de color Hooters.

La calidad del hotel creo que va también con la calidad de sus espectáculos. Con lo de moda que está, Madonna tocaba allí los días 27 y 28 de Mayo. Lástima, un par de semanas más allí y habríamos visto en directo a la de “Taim gos bi con Loli….”

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En el vestíbulo del hotel hay una jaula de cristal en la que hacen un espectáculo con tigres. Pero era la hora de descanso de los animales y estaban durmiendo. Lo curioso es que los cuidadores estaban también dentro de la jaula como si tal cosa.

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A este hotel le falta una coaster para hacer el completo. Tiene una réplica de la famosa Studio 54, un Rainforest Café y otras muchas conocidas tiendas en su interior. Tan solo su presencia exterior ya indica que es uno de los grandes de la ciudad.

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Una vez más, cruzamos el Strip para ir al New York New York.

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La visión de esa steel coaster en el exterior era lo que más me llamaba la atención. Tenía buena pinta. Aunque sin la “tematización” que le da el hotel no sería gran cosa.

Para llegar hasta la entrada de Manhattan Express hay que pasar por las tiendas y las tragaperras del hotel. A estas horas del día se agradece estar aquí dentro, pues el fresquito se agradece en comparación con el “lorenzo” que está cayendo fuera.

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Las indicaciones para ir hasta la coaster no tienen desperdicio. La verdad que se agradecen, pues con lo grande que es esto y lo aprovechado que está el hueco, es fácil perderse.

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Para que nadie se llame a engaño, un luminoso marcaba el precio del viaje, 12,50 $. Una tercera parte de lo que cuesta entrar en cualquier parque de España. Lo carísimo del precio hizo que algunos del grupo decidiesen no subir, además de Circe que tiene una intuición especial para estas cosas y descubre las “orejeras” desde lejos.

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Al llegar a la taquilla para comprar los tickets nos dan un 2x1, con lo que alguno más se anima a subir. Sin embargo nos tiramos un rato interpretando si en realidad era un 2x1 o un viaje gratis comprando un segundo ticket. Al final, tomamos la decisión más fácil y le preguntamos a uno de los currantes que estaban en la entrada y que nos confirman que es lo que habíamos pensado en primer lugar. Así que nos vamos a la estación de embarque y tras esperar un buen rato nos ponen en marcha. El carro hacía un recorrido por el interior del hotel hasta salir fuera. Una vez ahí me percaté que donde se supone que habían cámaras de vigilancia están solo las “fundas”, así que al bajar se lo transmití a Cop, para el on-ride. El lift está por la parte de atrás del hotel y desde dentro se ve que esto no iba a ser lo que parecía desde fuera. Primera caída y primer golpe contra el arnés. Malo, porque era una caída bastante pequeña y aún quedaba la grande. Peor aún ésta. En ese momento exclamé “me se hace largooooooooo” y el resto fue un sin vivir hasta que acabó el viaje. Ah! además de lo de las cámaras, recuerdo que le dije a Cop … “merderol del ocho”. Ale, otra más para el curriculum y a otra cosa, mariposa.

Salimos del hotel y seguimos por la misma acera. La siguiente parada en el Monte Carlo. Pero desde este lado hacemos unas fotos a una macro sala de juegos recreativos que hay en la acera de enfrente.

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Si antes de venir a Las Vegas, me dicen que voy a estar pateando las calles y viendo hoteles, no me lo habría creído. Pero como ya dije en días anteriores, esta ciudad es un parque temático en sí misma, así que el simple hecho de ver lo visto ya había merecido la pena todo el viaje.

El Monte Carlo es también de los de quitarse el sombrero. Cuando estábamos planificando el viaje, alguien dijo que si había que ir bien vestido para poder entrar a los casinos. Y la verdad es que algunas ocasiones, de no ser porque el resto de la gente iba como nosotros o peor; llegas a sentirte de menos entre tanto lujo.

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Mientras íbamos de camino hacia el Bellagio, vimos un trozo de coaster destruida y un hotel derrumbado. Por la noche en el hotel, viendo las noticias locales, vi que lo habían dinamitado la noche anterior a la una de la madrugada. Qué cansados no vendríamos del Gran Cañón que no oímos ni un solo ruido.

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Llegamos al Bellagio y antes de ir al buffet damos una vueltecita por el hotel. Qué categoría tienen que hasta los ceniceros tienen la “B” esculpida en la arena. Todo un detalle.

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Dando una vuelta por sus jardines me acordé de la zona de Bichos de California Adventure’s. Una preciosidad.

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Sin embargo, la nota del día fue que alguno de nosotros fotografió una mesa mientras estaban jugando y al parecer está prohibido. Nos veíamos en el cuarto oscuro siendo apaleados por los armarios esos que hacen que Cop parezca sopa de sobre

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Así que para evitar que nos encarcelasen con el estómago vacío nos fuimos a comer, que era la razón principal de nuestra visita. El buffet nos costó 19 dólares, que pasados a euros fueron un poco más de 15. Por ese dinero nos pusimos hasta las verdaderas orejas. Y con la bebida de “refillator”, así que nos pusimos de Coca-cola hasta las orejas

Sin embargo, la “gratuity” se dejaba en la mesa, por lo que una vez más y para evitar tener que aflojar la mosca, nos repartimos para comer. La comida era muy variada y constantemente estaban reponiendo platos, con los cocineros detrás de las líneas preparando la comida. Así que después de pedir la bebida, fuimos a dar una vuelta para reconocer el terreno. Los postres tenían una línea para ellos solos, así que ya os podéis hacer la idea de la cantidad y variedad del buffet.

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Y si de comer nos pusimos “bien”. De postres ya ni os cuento.

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A destacar que entre platos, el que más y el que menos hicimos una visita a los aseos. No venía mal tenerlos a mano para hacer un poco más de hueco. Una vez más me quedé con la sensación de que no había aprovechado bien el buffet. Claro, que tampoco tengo estómago para haber probado de todo. Eso sí, por lo que nos costó, quizá fuese la comida más barata de todo el viaje (teniendo en cuenta su calidad, la cantidad… la que uno mismo pudiera).

Reventados de comer, a la que salimos vemos que hay una cola bastante considerable para entrar al buffet… nos enteramos que eran los que entran para cenar, así que me imagino que esos sí que son de los que aprovechan bien el dinero. Tendré que probar en alguna ocasión a tirarme una tarde entera en un sitio de estos

Una vez fuera del hotel tomamos posiciones para ver el espectáculo de agua del Bellagio. No lo disfruté de noche como sí hicieron el resto por lo que más tarde contaré, pero a la luz del día y sin iluminación me quedé como el resto. Totalmente asombrado de lo que se puede hacer con unos chorros de agua. IM-PRE-SIO-NAN-TE!!!!!

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Espero con ansia ver el vídeo que grabó Cop, que supongo me pondrá la carne de gallina como lo de Soarin

Cruzamos de nuevo la calle y nos fuimos al Aladdin.

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Hasta los aseos parecen salidos de un cuento…

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Aunque a estas horas y con el estómago lleno, lo que menos apetecía era seguir andando, recorremos el interior del Aladdin, viendo sus tiendas. Nunca había visto una del Discovery Channel y la verdad, la variedad de lo que allí vendían me dejó sorprendido. Aunque para sorpresa una tienda de artículos de broma donde compramos unos bolígrafos (cuatro por diez dólares) que al pulsar en la parte de arriba daban unos calambrazos tremendos. Lástima que nada más volver del viaje lo cogió Cyborg y lo sacó a la calle. A los cinco minutos ya estaba roto, pues se lo dejó a un amiguito y del “mal de voltios” que le dio lo tiró al suelo. Ahora tendré que volver a Las Vegas para comprar otro (algún lixto vendrá ahora diciendo que los venden en … )

Con lo que me gustaba esta camisa y no me la pude comprar porque no había de mi talla. Al parecer era la más pequeña, como se ve en la etiqueta una 400XL

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Con lo bien que estaba relajando la vista en esos sillones y llega Halfing y me dice que está de antojo y quiere irse a un outlet a las afueras de Las Vegas para comprar ropa de Tommy Hilfiger. Acius, que a la postre resultó que es “el hombre Tommy” le siguió la comba, así que junto con Kap nos fuimos los cuatro hacia el Stardust para coger la Sienna. Fue en el trayecto del bus hasta el hotel cuando nos tocó el conductor menos antipático de los que sufrimos en estos dos días. Mientras el resto continuaron la tour de los hoteles. Quien no haya estado en París bien puede creer que estas fotos están hechas allí.

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Los cuatro desertores llegamos al centro comercial y tras hacer unas compras en el Tommy para mi cuñado, me voy con Acius a recorrer el resto de tiendas. Kap y Halfing se quedan en una tienda de ropa deportiva y quedamos en vernos donde habíamos aparcado. Salvo los vigilantes de seguridad y algún piojeras que rondaba por allí, son los últimos en salir. De regreso al hotel para dejar las compras y la Sienna, decido quedarme en el hotel pues el parón para las compras me había roto el día y no me apetecía ponerme de nuevo en marcha. Acius que tenía los pies destrozados de tanto andar (y en parte por culpa de unas zapatillas nuevas) se queda también. Sin embargo Halfing y Kap se vuelven al Strip, para continuar viendo algunos hoteles más. Me dejé en el tintero el Caesars Palace, que me dijeron que era una verdadera maravilla, sino el mejor de todos. Así que una razón más para volver, si es que aún no lo tenía claro

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Si de día la ciudad es genial, de noche con sus luces se convierte en algo mágico.

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Por cierto, el sitio que se ve a la izquierda de la foto, que parece una pamela de esas que se ponen las tías repipis en Inglaterra para ir a las carreras de caballos; es un centro comercial, donde hay una tienda ZARA Las he visto en Francia, pero nunca me imaginé que pudiese haber una aquí

Este es el cartel original de bienvenida a Las Vegas. Por la parte de atrás pone algo así como “conduce con cuidado”

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Después de visitar el Caesars y ver de nuevo el espectáculo del lago del Bellagio, los alicantinos más Marcopolo se fueron al Venetian, donde ellos no habían estado aún. A juzgar por la de fotos del mismo, deduzco que les causó la misma impresión que a mí. Lo que sí hicieron que nosotros no, fue bajar al casino, donde Marcopolo y Modegod probaron suerte de nuevo en las tragaperras. Lo que sí me queda claro es que el Capitán Scalda, además de ser el hombre esponja, tiene suerte con las maquinitas… otra vez les sacó los cuartos:

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Cachis!!! Me perdí el cachondeo de la maquinita

Y mientras los demás seguían de visita de hoteles y de regreso hacia el nuestro, Acius y yo estábamos en la habitación, donde cenamos de “chez McDo” y después de ver un poco la tele, a dormir, pues al día siguiente nos quedaba el último de los viajes largos, de vuelta a Los Angeles.

 

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