VIAJE a CALIFORNIA - NEVADA
"FarWest mesacho corto 2006"
(by edmenahi)
Miércoles 10-5-06: Regreso a Los
Angeles. Esto se va acabando. Hoy toca viaje de regreso a Los Angeles.
Sin madrugar en exceso, nos levantamos y nos ponemos a preparar las maletas.
Salimos del hotel y nos vamos enfrente del Stardust para comprar en el “Apu”
unos batidos y unos muffins gigantes (bueno, allí es su tamaño normal) con los
que desayunamos. Nos volvemos al hotel y terminamos de recoger todo. Suelo
quedarme de recuerdo con las tarjetas magnéticas de todos los hoteles en los que
hemos estado, pero Halfing me dice que él ha dejado las de su habitación encima
de la mesa. Así que dejamos las nuestras también. Salimos de la habitación
cargados hasta los topes de maletas y bolsas y por la salida de emergencia
bajamos al parking para meterlo todo en el coche. Cuando estamos rodeados de
bultos junto al maletero me pongo a buscar las llaves de la Sienna y no aparecen
por ningún lado. Busco por la riñonera; por todos los bolsillos del pantalón; en
la bolsa del ordenador… y nada. Murphy hace su aparición con eso de “si algo
sale mal, seguro que va a peor”. Después de tener la completa seguridad de que
las llaves no podrían estar en otro sitio que no fuese la habitación, nos vamos
hacia la entrada de las habitaciones Halfing y yo. Claro, sin tarjeta para poder
entrar y con la esperanza de que las que limpian las habitaciones aún no hayan
pasado por ellas (estaban cerca cuando salimos), nos quedamos junto a la puerta
a esperar que alguien salga y subir. Nos tiramos unos minutos que se hacen
eternos y en vista de que no conseguimos subir, pasamos a las oficinas de la
planta baja (donde están las habitaciones de los currelas y demás). Hablamos con
la única persona que allí había y tras explicarle lo ocurrido, llama por el
walkie a seguridad para que nos abran la habitación. Así que nos salimos de
nuevo a la puerta y nos quedamos a la espera de que llegase el de seguridad.
Pasa otro buen rato y nada. Así que volvemos a entrar a la oficina y le pedimos
a la chica que nos había atendido que nos abriese por si el de seguridad estaba
arriba. Efectivamente, cuando subimos, el de seguridad estaba a punto de
marcharse. El tío no se fía un pelo y nos pide que nos identifiquemos antes de
abrirnos la habitación. Eso sí, una vez que la abrió se marchó del lugar sin
más. Me pongo a buscar las llaves por las mesas y mesillas y nada. Cuando ya
estaba desesperado totalmente, me da por mirar en la papelera y ¡bingo!, allí
estaban las puñeteras llaves. Se ve que al tirar alguna de las muchas bolsas y
papeles que teníamos rodando por la habitación se fueron las llaves con ellos.
Todo quedó en un susto y una pequeña pérdida de tiempo en la salida, pero lo que
sí me quedó claro es que seguiré coleccionando llaves magnéticas de hoteles,
aunque a algunos no les guste
Nos ponemos en marcha y salimos de Las Vegas atravesando el Strip.
Adiós Las Vegas, adiós. Juro que volveré, pero no sé cuándo (con quién sí, o al
menos con quien no)
Salimos de la autopista un poco más adelante para parar en una gasolinera a
repostar. Está visto que hoy no es mi día. Tras calcular (mal, como
posteriormente se vio) cuánto debía repostar para devolver la Sienna con el
depósito lo más vacío posible ya que teníamos contratado el poder devolverlo a
cualquier nivel. Así que mientras que Cop llenó el depósito de la suya, nosotros
echamos tres cuartos. Volvemos a la autopista y atravesamos el desierto en
dirección hacia la costa. De ver sólo arena y piedras el paisaje va cambiando
poco a poco, incluso viendo montañas nevadas a lo lejos. Sin embargo la
temperatura era muy alta, llegando hasta los 36 grados, que teniendo en cuenta
que era el mes de mayo, ya era temperatura. Durante un tiempo circulamos
paralelos a la vía del tren, adelantando uno de esos trenes que se ven en las
películas que no tienen fin.
Trenes tirados por cuatro máquinas no lo había visto en mi vida
Claro, que no sé si todos lo verían
La verdad, es que el viaje de Las Vegas a Los Ángeles y viceversa es un coñazo.
Tantos kilómetros de rectas en los que no hay nada en qué distraerse no es de
extrañar que algunos lo aprovechen para dar una cabezadita. (Obsérvese en la
foto anterior “el vestidito” colgado para que no se arrugue )
Aunque el maestro Acius aprovechaba el tiempo en su mayor y mejor afición, las
fotos reflejadas.
Atravesamos una cadena montañosa y aprovechando la bajada cogemos un poco de
velocidad. La autopista tiene cuatro carriles y no hay mucho tráfico. Pero en
una curva veo un coche de policía en la cuneta que se pone en marcha en cuanto
pasamos nosotros. Tensión al máximo por si nos ha tocado la china y reducción de
la velocidad a márgenes legales, esperando que no nos paren como ocurrió cuando
el viaje a Ohio. Nos adelanta y veo que el policía toca el freno justo antes de
llegar a la altura de la Sienna de Cop… le ha tocado nos decimos todos.
Llevábamos los walkies para comunicarnos entre los coches, pero por si acaso “el
intruso” también lleva uno o un escáner de frecuencias, nos callamos con la
esperanza de que Cop se haya dado cuenta de la presencia de la policía. Circulan
un rato casi en paralelo y al final le adelanta para pararse unos cuántos
kilómetros más adelante a la espera de algún otro infractor. Buff!!! Nos hemos
librado, pero cuando estamos a menos de cien kilómetros para llegar a nuestro
destino, se nos enciende la reserva; así que aviso al equipo A de la
circunstancia y nos paramos en una gasolinera para repostar. Ya es bastante
tarde y los estómagos nos pedían comer. Así que compramos algunos refrescos y
bolsas de frutos secos y aperitivos con los que llegamos hasta el que será
nuestro último hotel en este viaje. Llegamos a la recepción y lo primero que se
sorprenden los empleados es el pedazo precio que teníamos con las reservas. En
la actualidad era bastante más caro, pero como ya estaba la reserva hecha y
teníamos copia de los precios convenidos, tragan y nos adjudican las
habitaciones. Descargamos las Sienna y subimos los trastos a las habitaciones,
metiendo las cosas de Marcopolo, Acius y las mías, en la de Halfing y Kap, pues
en la reserva pusimos bien claro que queríamos dos camas king y nos habían dado
una habitación con una sola cama. Esperando que a la vuelta nos lo tengan
solucionado, nos vamos de nuevo a los coches para ir a la playa de Santa Mónica,
donde en Santa Mónica Pier hay un pequeño parque de atracciones que seguro que
muchos habréis visto en más de una película. Sin embargo, debido al fuerte
viento que soplaba estaba todo cerrado. Una lástima, pues la coaster sin ser
nada del otro mundo es de las que cuentan para el curriculum Otro motivo más
para volver.
De camino hacia el Pier estuvimos un rato viendo a este grupo que hacían bailes
y malabares subidos en esos zancos. Más que por observar lo artístico, estoy
seguro que lo hicimos por ver si alguno se daba un galletón, cosa que no
ocurrió. Lástima que no se vea en la foto a un tío que estaba con ellos y que
hacía yoga o algo parecido y que para más de uno lo que hacía era “el notas”.
Por su aspecto me recordaba al entrañable Emilio de TM, con barba larga y
esquelético total, aunque con una flexibilidad que para mí la quisiera. La
maraña de tubos y demás historias que se ve detrás de los de los zancos es
“Muscle Beach”, donde gente como el actual gobernador de California comenzó a
ganarse la vida gracias a sus musculitos.
Ups!!! Repasando las fotos me he dado cuenta que sí se ve al notas en una de
ellas. Es la cosa esa que se ve en el césped al fondo a la derecha
Seguro que más de un@ recordará el barracón de la foto…
Efectivamente, es el de “los vigilantes de la playa”. Esa serie en la que salía
Pamela Anderson y … no sé quién más
Entramos en Santa Mónica Pier, que una vez más me recuerda al GTA San Andreas en
la misión esa en que tienes que perseguir a un mafioso con el coche y hacerle
que caiga al mar desde el fondo de Santa Mónica Pier (que no lo nombran en el
juego como tal, pero a la vista de la similitud de la realidad con el GTA no me
cabe ninguna duda ).
Dentro del recinto que se ve a la izquierda de la foto está la única atracción
que funcionaba, un tiovivo que recuerdo haber visto en una película.
Andamos un poco más y vimos que había una comisaría de policía.
Un poco de “estrangis” hice esta foto, en la que si uno se fija bien, en el
coche hay un tipo apoyado. Pues bien, el mismo estaba esposado y los de las
bicis le estaban custodiando. Por la cara del tipo me da que dormiría esa noche
fuera de casa…
Seguimos dando una vuelta hasta el final del paseo, dado que es lo único que se
podía hacer, además de sujetarnos los gorros para que no se nos volasen.
Como aún no habíamos comido “como Dios manda”, nos sentamos en una terraza a
comer unos trozos de pizza de un Pizza Hut Express, que de “express” tenía sólo
lo del rótulo, pues la dependienta que atendía no tenía muchas ganas de
trabajar. Algunos insinuaron que entrásemos al Bubba Gump que había allí, pero
eso nos hubiese supuesto mucha pérdida de tiempo y aún queríamos dar una vuelta
por las calles de Los Angeles más emblemáticas. Así que comimos más bien
rapidito aprovechando que al lugar llegaron unos chavales/tíos con cara de ser
poco “sociables” y nos fuimos a buscar los coches que habíamos aparcado a tomar
vientos.
Aunque pueda parecerlo, no son ni Pamela Anderson ni el del coche fantástico
… la caseta sí, es de las de la serie.
Por cierto, aún faltaba la foto de grupo del día:
Recogemos los coches y nos vamos a dar “la vuelta”. Mira que nos habían
advertido que Los Ángeles es de todo menos lo que uno ve por las películas, pero
no hay nada mejor que verlo para desencantarse uno con sus propios ojos.
Primero pasamos cerca de los edificios de las productoras más famosas del cine:
Luego fuimos hacia l Beverly Hills. Segunda decepción del día.
La foto de arriba es del edificio que hacía de hotel en Pretty Woman.
Nada que ver el 90210 de la serie esa de pijos con la realidad
Tras recorrer algunas calles más por las proximidades de los estudios de cine,
que parecían todas ellas chatarrerías por la cantidad de coches viejos y basura
que acumulaban, paramos frente a la entrada de los estudios Paramount para
hacernos la foto de rigor.
Seguimos dando una vuelta con los coches por Melrose y por lo que se supone que
son las casas donde viven las estrellas de Hollywood. Más decepciones.
Así que nos queda ir al paseo de las estrellas. Uno está acostumbrado a ver en
la tele o en el cine cuando llegan al teatro chino y es todo tan pomposo y tal.
Bueno, pues el paseo de las estrellas es tan largo que donde empieza las
estrellas son más bien “cometas”, pues en el primer semáforo que nos paramos uno
de nosotros se bajó para hacer una foto a una de las losetas y ninguno conocía a
la supuesta “estrella”.
En esta misma avenida está la sede de la iglesia de la Cienciología, esa que ha
hecho que Tom Cruise se quede en el paro.
En la foto de arriba se ve el luminoso de dicha “iglesia” al fondo. Aunque el
motivo de la misma era por el precioso camión de bomberos que no sé si estaba de
servicio o se estaban luciendo, porque después le vimos circular en dirección
contraria.
Seguro que muchos habréis visto los típicos gorrillas que “guardan” las plazas
de aparcamiento. Pues aquí ocurre algo parecido. En mitad de la calle ves a un
tío con una banderita indicando que te metas a un parking. Como “guiris” que
somos, nos metemos y nos pegan una clavada de impresión por aparcar en un
descampado en el que dudamos todos de la seguridad que ofrecía. Pero no había
otra cosa… bueno sí, estaba el aparcamiento del centro comercial que hay junto
al Teatro Kodak, en el que por cualquier compra te regalaban cuatro horas de
aparcamiento. :o … hicimos el pardillo.
Continuando con las decepciones del día, después de aparcar cruzamos la calle y
vemos que el acceso por la acera del teatro chino está cortada a cal y canto. El
motivo es que se hacía el preestreno de Poseidon.
Con tanta limusina nos acordamos de “Dos tontos muy tontos” cuando Jim Carrey
llega al aeropuerto y le dicen que no puede pasar por el finger y exhibe su
carnet diciendo con autoridad “conductor de limusinas” … pues aquí lo
mismo. Se les veía a los conductores más estirados que un uno y con unos aires
de superioridad que tiraban para atrás.
Como no nos dejaban pasar, nos vamos a la otra acera, donde aproveché para hacer
una foto a unas motos de los policías que habían llegado escoltando a algún
actor o político. Una cosa me quedó clara: “En casa de herrero, cuchillo de
palo”. En lugar de llevar Harley Davidson, que es lo que se supone por aquello
de “todo queda en casa”, ambos policías llevaban motos japonesas Seguro que
muchos recordaréis esa frase de las películas en las que el jefe le dice al poli
“quiero un informe de todo lo ocurrido”… pues eso es lo que estaba haciendo este
hombre:
Unas pocas fotos más desde la acera de enfrente…
… y nos cruzamos de nuevo al otro lado para recorrer el centro comercial.
Momento en el que vimos a esta tipa que ninguno identificamos, pero que
coincidimos en que era alguna actriz famosa (del porno no, que seguro que me
acordaría )
Nos hicimos unas cuantas fotos en las losetas con los nombres de las estrellas
que íbamos viendo y después entramos en el centro comercial para recorrer sus
tiendas. Nada del otro mundo. Afuera vimos un Virgin Megastore en el que Modegod
y yo nos lo pasamos pipa viendo algunas joyas de la música que por aquí son
bastante difíciles de encontrar.
Algunas fotos más para el recuerdo y poder decir “yo estuve allí”
Y tras juntarnos todos en el punto de reunión, nos fuimos para el hotel, con la
sensación de estar muy decepcionados tras lo visto en este día. La prueba de
ello es que fue el día en que menos fotos se hicieron de todo el viaje, no
llegando ni a las 300. Y aún quedaba otro mito para echar por tierra…. el famoso
cartel de Hollywood.
Llegamos al hotel y nos adjudican una habitación doble, donde llevamos el
equipaje que habíamos dejado en la de Halfing y Kap. Después nos fuimos a un Wal-Mart
para hacer unas cuantas compras y de nuevo al hotel para descansar. El barrio
donde está el hotel no era muy de andar dando paseos, aunque a costa de ellos
nos pasamos unas risas del quince, pues me puse a hablar en “espanglish” o lo
que a mi me parecía que podía ser, mezclando las cuatro palabras que conozco con
lo mal que hablo el castellano… así que el resultado, pues eso, de chiste
En fin, que después de haber estado en un sitio tan espectacular como son Las
Vegas y llegar a Los Angeles y comprobar que todos los mitos que uno se hace de
esta ciudad a través de tantas y tantas películas y series no son ciertos, nos
desencantó bastante. Menos mal que al día siguiente podríamos volver a la magia
y emoción de un auténtico parque… no, no es Disney; Universal Studios Hollywood
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