VIAJE a CALIFORNIA - NEVADA
"FarWest mesacho corto 2006"
(by edmenahi)
Sábado 6-5-06: Disneyland y
California Adventure. La noche anterior ya había avisado de que mi cupo
de “magia” estaba ya superado. Así que me quedé en el hotel para ir a dar una
vuelta por la avenida que diariamente cruzábamos. Acius se quedó conmigo y
comenzamos a andar calle abajo. Esto de calle abajo aquí puede ser algo
interminable. De hecho estuvimos andando más de una hora y aún así no llegamos
al final de la misma, aunque vimos lo que parecía ser el final de la misma.
Mientras íbamos andando comentamos cómo hacen aquí las calles en comparación con
lo que conocemos en España. Llegamos a la conclusión de que a la hora de
construir los edificios tienen en cuenta que las ciudades pueden crecer mucho y
hacen unas calles que aquí pueden ser avenidas. Así que las avenidas son
verdaderas autopistas con tres o cuatro carriles en cada sentido con una mediana
y unas aceras anchísimas. En uno de los muchos semáforos en los que tuvimos que
pararnos esperando el verde para los peatones pudimos ver de la que nos habíamos
librado al alquilar la Sienna. Como siempre pone en las casas de alquiler, te
pueden dar un “similar” y en este caso era una furgoneta Chevrolet Astro. Bueno,
lo de “furgoneta” más bien podría decirse “camioneta”, porque de comodidad
comparado con lo que teníamos, nada de nada. Se veían unos asientos estilo
autobús antiguo. Parecidos a los de la RAM 3500 que alquilamos en el 2003 en
Orlando. Continuando con el paseo vimos un banco con varios cajeros automáticos
muy curiosos. Eran como los surtidores de gasolina, donde la gente llegaba en
coche y sin bajarse sacaban el dinero. Acius me comentó que en España los hay
también, aunque yo no he visto ninguno. Aprovechando que estábamos en un banco,
entré para cambiar un dólar de papel por uno de metal. Había intentado cambiarlo
en los parques, pero no tenían. Así que, qué mejor que un banco. Lo malo es que
había una cola tremenda en la caja. Recordando lo bien que nos salió “hacernos
los españoles” en Jr. Gemini a Hansolo y a mí, me fui hasta el único sitio donde
no había nadie esperando, que era para cambio de divisas. Así que le llego a la
chica que estaba detrás del mostrador y le digo que quiero cambiar un dólar de
papel por uno en moneda. Me miró con cara de haba por la petición tan absurda,
pero me hice entender y me lo cambió sin ningún problema. Ese dólar me acompaña
siempre
Continuando calle abajo llegamos a una tienda de deportes donde quería comprar
unas zapatillas con ruedas para Cyborg. Me las había pedido en un viaje
anterior, pero no encontré ningún sitio donde las vendieran. En esta tenían
unas, pero no eran las “originales”Heelys. De hecho, me dijeron cómo se
llamaban, Heelys, e iba preguntado por las tiendas. Todo el mundo conocía de su
existencia, pero en ningún sitio las tenían. Hasta que llegamos a la última de
la calle, justo antes de lo que creímos que era el final de la misma… y ¡bingo!,
allí estaban esperando que yo las comprase. Al cambio, unos 60 euros, pero las
fardadas que se pega Cyborg con ellas por donde va, no tiene precio. Por cierto,
estuvimos también en una zapatería deportiva en la que absolutamente todos los
que allí estaban eran hispano-hablantes. Pero nos agobió cómo funcionaban,
porque en lugar de dejarte ver todo a tu aire, se nos pegó un vendedor como una
lapa y estuvo todo el rato detrás. Así que nos salimos por la tangente. En otra
nos llamó la atención que en el mismo sitio que te venden unas mancuernas tienes
revólveres y pistolas a tu disposición. Bueno, a la de los que puedan comprar
armas.
De vuelta hacia el hotel para dejar las cosas nos dimos cuenta lo lejísimos que
habíamos ido. Recorrer mil números en una avenida de éstas se convierte en una
eternidad. Encima como la calle era totalmente llana, allí a lo lejos teníamos
la referencia de ToT con lo que el paseo de vuelta se hizo aún más agónico. Pero
como se dice por aquí “sarna con gusto no pica”, así que de la experiencia
sacamos en positivo la cantidad de hoteles que vimos en la zona y que nos pueden
servir para buscar alojamiento en próximos viajes. El hotel en el que estábamos
no era malo, pero como dije días atrás, a la que te descuides te “clavan” en la
factura.
Por su parte, los alicantinos más Marcopolo se marcharon hacia los parques,
yendo un poco más tarde Halfing y Kap.
Menos mal que la camiseta roja era la que utilizamos el día anterior. Con
semejante grupo nos habríamos confundido en más de una ocasión
Cuando Acius y yo llegamos al parque, a través de los walkies nos ponemos en
contacto con Halfing y Kap, uniéndonos a ellos dos casi para el resto del día.
Los demás ya habían visitado la zona que nos quedaba por explorar del parque,
Mickey’s Toontown.
Esta zona es la que más tarde abre y la que más pronto cierra. Una verdadera
lástima, porque está todo el día hasta los botes y las colas se hacen
inevitables. Eso sí, merece muchísimo la pena perder el tiempo que haga falta en
verlo todo. Me parece la zona más bonita del parque.
Una vez juntos, nos vamos los cuatro hasta Gadget’s Go Coaster, la única que me
quedaba del parque por añadir al curriculum. Si será flojita que ninguno de los
CM’s que allí estaban pusieron pega alguna en que hiciese un on-ride. Como la
estación de embarque es muy pequeña, se accede a la misma sólo cuando vas a
embarcar, aunque como pedí primera fila, me dejaron pasar para completar el
carro anterior y poder subir solo en el siguiente. Menos mal que aquí no hubo
problemas para cerrar la barra como nos ocurrió en Timberline Twister de KBF,
porque ya me veía haciendo todo lo posible por no irme con el casillero “a cero”
Como decía, esta zona me parece la más bonita del parque. Una imagen vale más
que mil palabras (aunque sean mías )
Desde allí nos vamos hasta Roger Rabbit Car Toon Spin, una divertidísima
atracción de recorrido en el que debes ir “conduciendo” los coches para evitar
ir dando tumbos. Aunque con lo dura que va la dirección eso era bastante
difícil, así que en lugar de eso me ocupé de grabar el recorrido para la
posteridad.
En el exterior estaban estas cajas en las que al levantar la tapa se oían
diferentes sonidos. Así que estuvimos un rato “haciendo música”.
A las horas a las que estábamos, qué mejor que irnos a comer. Como el día
anterior Halfing, Kap y Acius habían quedado muy satisfechos con la comida de
Reed Rocket, fuimos allí para comer. Ni punto de comparación con la hamburguesa
de Buzz. Y se nota que la gente también lo sabe, pues la cola que había para
comer era bastante grande. Pero mereció la pena, ensalada, pasta y un postre de
fresas y nata que quitaba el sentido
Después de comer entramos en la tienda de Star Tours donde tuve un percance con
final gracioso (porque no me detuvieron ). Como los demás ya habían terminado
de comer, para que no me estuviesen esperando cogí el postre y me lo fui
comiendo mientras veíamos la tienda. En esto que estábamos viendo la sección de
peluches de Star Wars y cogí uno de Mickey disfrazado de personaje de la Guerra
de las Galaxias. Entonces vimos una camiseta graciosísima en la que se veía al
Señor Patata vestido como Darth Vader diciéndole a una patata frita “I’m your
father” (yo soy tu padre). Claro, que para coger la camiseta no se me ocurrió
otra cosa que ponerme el peluche debajo del brazo izquierdo, donde en la mano
llevaba mi pedazo de postre. Seguimos viendo cosas de la tienda y al rato
decidimos irnos a Buzz a pegar unos tiritos. Salimos de la tienda y una vez
acabado mi postre me acerco a la primera papelera que veo en el exterior. Tiro
el vaso y me doy cuenta que en el sobaco llevaba algo … el peluche
Se lo cuento a éstos y me acusan de chorizo. El caso es que si hubiese querido
llevármelo podría haberlo hecho, pero volví a la tienda y lo dejé en su sitio.
En otra review ya lo conté, pero en Disney no hay sensores de robo a la salida
de las tiendas (algunas). Una de dos, o se fían de la honradez de la gente o la
gente teme ser acusada de un delito más que a una vara verde.
Previamente habíamos sacado los fast-pass de Autopia. Y menos mal que accedimos
con fast-pass, porque aún así nos tocó hacer un buen rato de cola. No sabemos
cómo, pero nos separaron a la hora de subir, así que Halfing se quedó para la
siguiente tanda. No vino mal, porque así nos hizo fotos en los “bólidos”
Y yo hice lo propio con Kap y Acius, aunque para ello tuve que pararme del todo.
Lo que se ve en las siguientes fotos es la tónica habitual de esta atracción
cola para acceder, cola para subir y cola para bajar. Todas las veces que he ido
a DLP nunca he visto funcionar esta atracción, sin embargo tanto aquí como en
Orlando sí que lo he podido hacer y el mayor recuerdo que me queda siempre es lo
durísimo que va el pedal del acelerador.
Por su parte, el equipo A más Marcopolo habían pasado por New Orleans Square y
Critter Country para dar una vuelta en barco por “Rivers of América”, donde
Circe no perdió la oportunidad para hacer lo que en más de una ocasión he visto
en ella
Qué habilidad tiene para quedarse dormida en cualquier sitio
Aunque la siesta no le duró mucho, pues acto seguido se fueron hacia California
Adventure’s para ver de nuevo Aladdin.
Curioso el coche de policía de Anaheim. Al verlo me acuerdo inevitablemente de
Loca Academia de Policía
Mientras, nosotros continuamos un rato más en Disneyland, esta vez para ir a
Indiana Jones donde hacemos de nuevo primera fila con Kap al volante. Calculando
que era la última vez que íbamos a subir hicimos un montón de fotos del
recorrido, pero los giros y movimientos bruscos del vehículo hicieron que las
fotos saliesen en su mayoría movidas. Mejor así, pues seguro que no le harían
honor al recorrido (el que no se conforma es porque no quiere )
A la que salíamos no perdimos la oportunidad de hacerle una foto al parque de
bomberos del parque. Al ver la película sobre la creación de Disneyland supimos
que aunque hoy es más bien algo decorativo en Main Street, cuando abrieron el
parque hace 50 años era operativo al cien por cien.
Y ale, a California Adventure’s …
… para ver de nuevo Block Party Bash Party Zone. Mientras que nosotros fuimos al
mismo sitio del día anterior, los demás lo vieron desde Sunshine Plaza. Gracias
a los walkies nos comunicamos con ellos por primera vez en lo que llevamos de
día.
Con “vaqueras” como ésta no me extraña que el Señor Patata no pierda ojo
Tras el desfile “recuperamos” a Marcopolo y nos vamos otra vez a ToT, donde como
se puede ver en la foto aproveché para hacer un “on-ride”. Tuve que alternar el
night-shoot con la visión normal. Menudas risas nos pegamos después viendo cómo
había quedado. Sobre todo cuando vimos las caras que poníamos y las cosas que
llevábamos al cuello volando literalmente. Aunque tampoco tiene desperdicio
“estudiar” la foto. El chino que va en primera fila con nosotros no sé si se va
riendo o está apretando el culo. El que se sujeta el tupé en tercera fila
tampoco tiene desperdicio, así como la cara de terror de la niña que va a su
lado . Bueno, aunque la cara de felicidad de Kap no tiene precio Cómo
le gusta a la joía
Después nos fuimos hacia Paradise Pier, deteniéndonos en una especie de
fábrica/exposición en la que después de tragarte una pequeña introducción sobre
los usos del maíz desde la remota época de los indios (no los de las plumas y
las flechas, “los otros”), pasas a otra sala donde se ven unos monitores en los
que no sé qué se vería porque las veces que entramos pasábamos directamente
hasta la fábrica de “tortillas”, donde en la máquina que se ve en la foto
introducían la pasta y un CM nos entregaba a cada uno una de esas, que aquí
llamaríamos fajita. De no ser porque la introducción hay que tragársela cada vez
que entras, habríamos dado más vueltas para cenar “by the face”
Una vez en Paradise Pier subimos aprovechando el “single rider” en California
Screamin’, donde hice un onride lateral de la atracción que sin ser de “calidad
Cop” al menos quedó bastante curioso, pues la vista del lago siendo
prácticamente de noche con los reflejos de las luces de las atracciones quedó
muy bonito. En días anteriores ya he contado que el single rider no es como el
de Test Track (EPCOT-Orlando), así que tardamos un buen rato en subir todos. A
la que nos juntamos otra vez nos fuimos de tiendas por la zona, comprando casi
todos los peluches de Mickey y Minnie conmemorativos del 50 Aniversario. Dentro
de 50 años espero que vayan mis hijos a por otros
Haciendo tiempo para ver Electrical Main Parade, nos encontramos con el equipo A
en el otro lado del lago, donde curiosamente Cop estaba haciendo las mismas (o
parecidas) fotos que nosotros. Si de día este parque ya me parece bonito, de
noche, de noche… bueno, sobran las palabras. Juzgar vosotros mismos:
Tras localizar un sitio donde poder ver el desfile sentados cómodamente,
terminamos como la noche anterior, tirados por el suelo. Para colmo, esta parada
tiene mucha duración así que de estar sentados acabamos todos de pie y con el
culo como una tabla. De este desfile llama la atención la cantidad y cantidad de
bombillas que se utilizan. No sé si las bombillas serán pagadas por el
patrocinador, Silvania, porque de otro modo poner en funcionamiento esto a
diario debe suponer una millonada. Cuando ya llevas diez minutos viendo pasar
carrozas y carrozas estás hasta las narices de la musiquita esa de organillo con
el chunda-chunda de fondo
Así que en el momento que vimos a los de la cadenita que siempre van detrás
cerrando el desfile pusimos pies en polvorosa del parque. Ya en la puerta
dudamos si volver a Disneyland para ver los fuegos y Fantasmic o regresar al
hotel y cenar. Mi opinión era que ya estaba todo visto y por tanto podríamos
aprovechar para ir al hotel a cenar tranquilamente, ducharnos y recoger un poco
las maletas para el día siguiente, que nos esperaba un buen tute de kilómetros,
al menos a mí.
Así que pusimos rumbo al hotel, yéndonos Marcopolo y yo a un McDonald’s que hay
muy cerca del hotel para comprar unas patatas fritas y unos nuggets de pollo,
pues las existencias de la compra de días anteriores ya eran un pelín escasas.
Mientras íbamos de camino nos paramos a ver los fuegos artificiales al igual que
mucha gente más que pasa por la calle. De regreso al hotel hicimos lo que he
dicho en el otro párrafo y a la camita a descansar para la incursión al desierto
del día siguiente.
El equipo A por su parte regresó a Disneyland para ver los fuegos y Fantasmic
posteriormente, aunque de lo que me perdí posteriormente, me quedo con lo que
hicieron fuera del parque
Qué pinta tiene, como buena pinta tenían las habitaciones del hotel, sobre todo
sus camas anchas a más no poder.
Antes de finalizar el día, he de contaros que en jornadas anteriores habíamos
decidido comprar en un Wal-Mart un bolsón gigantesco para ir metiendo los
regalos que íbamos comprando, porque salvo yo que había traído una maleta bien
grande, el resto ya iba muy justo de espacio en las maletas. A partir del día
siguiente el bolsón de viaje se convirtió en el sexto pasajero de la Sienna… y
cómo creció el niño en pocos días . También es digno de mención el
vestidito. El dichoso vestidito de Cenicienta que Acius compró para su sobrina y
que nos acompañó estirado en la Sienna durante todo el viaje. Era llegar a un
hotel y lo primero, el vestidito al perchero. Incluso el vestidito subió al
avión de regreso a cabina… y acabó doblado como nunca en el maletero de encima
de nuestras cabezas . Con la ilusión que lo compró y lo llevaba Acius por
todos sitios, y yo no hacía más que decirle que su sobrina lo vería y le diría
“vaya un merderol que me has traido tío”… La verdad que llegué a verle pensativo
al respecto. Los niños son muy crueles y la prueba la tuve con Cyborg al llegar
a España, que le compré una Nintendo DS y casi me la tira a la cara porque los
putos perritos del NintenDogs “hablaban” inglés |