VIAJE a CALIFORNIA - NEVADA
"FarWest mesacho corto 2006"
(by edmenahi)
Domingo 7-5-06: Buffalo Bill's
Resort y Las Vegas. Último día en el Dessert Inn de Anaheim. Por si se
nos olvidaba, en el parabrisas del coche nos habían puesto una nota indicando
que el check-out lo teníamos que hacer antes de las 11 de la mañana y como
máximo dejar el parking a las 2 de la tarde. Nos metemos para el cuerpo el
“desayuno continental” del hotel por último día y tras cargar maletas en los
coches y colocar los GPS nos ponemos en marcha. El día ha salido como casi todos
los anteriores, con una especie de neblina que por las tardes se convierte en
solazo puro y duro. Es domingo y hoy es el día en que todo el mundo regresa de
Las Vegas, cosa que más adelante pudimos comprobar, aunque en el momento en que
cogimos la interestatal teníamos la carretera con este aspecto.
Cuando llevábamos un par de horas de camino en dirección al desierto la neblina
se convirtió en un sol de justicia. Con un viaje de sol y moscas como era éste,
no nos quedaba otra que ir oyendo la música de Disneyland y California
Adventure’s o ir haciendo fotos. Los detallistas observarán el vestidito colgado
al fondo, junto con el bolsón de los regalos que ya iba cogiendo un tamaño
considerable
De aburrido que era el viaje, hasta nos dedicamos a hacernos fotos de un coche a
otro
Con el pastón que me gasté en la academia de inglés y luego nos encontramos con
carteles como éste:
Si alguien sabe, que lo pronuncie
Ya digo que el viaje, con carreteras con largíiiiiisimas rectas como éstas se
hacen muy pesados y tediosos
Motivo por el cual, el que más y el que menos aprovechó para pegar una
cabezadita.
Después de muchas rectas, muchos cactus, mucha arena blanca (la del desierto de
Mojave) y muchas miradas al GPS para ver cuánto nos quedaba aún de camino para
hacer la primera parada del viaje, a la salida de un montón de curvas para pasar
una montaña vimos el oasis en medio del desierto
Este complejo en mitad de la nada tiene un gran centro comercial y el
hotel-casino donde está la montaña rusa que veníamos a hacernos para sumarla al
curriculum. Es curioso que esto esté aquí, donde a muchos kilómetros a la
redonda no hay más que piedras y arena. Pero es un negocio bien montado. Si
vienes de California es el primer casino que encuentras nada más pasar la
frontera del estado. Así que los viciosos del juego no se esperan a llegar a Las
Vegas. Claro, que los que vuelven desplumados de allí tienen la última
oportunidad de ganar algo o de salir más desplumados aún
El motivo principal de parar aquí era para subir en Desperado, la coaster
favorita del protagonista de uno de los C.S.I. . Yo, como no sigo esa serie no
tengo ni idea cual de los CSI’s es. Pero sí que recuerdo que en un capítulo dijo
que Desperado y Son of Beast son sus preferidas… en la segunda le doy la razón,
pero ¿Desperado?
Por fuera tiene la misma pinta que cuando estás encima: una rompecuerpos. La
madre que me parió, qué cosa más mala. Aunque quizá esta fuese el preludio de lo
que nos esperaba en Las Vegas, pero todo a su tiempo.
Lo que mejor recuerdo de esto es que nada más parar el coche y abrir la puerta
sentí un puñetazo de calor que casi me deja K.O. Qué calor!!! Así que
salimos disparados hacia el casino después de enterarnos que la entrada a la
coaster no estaba en la calle, sino dentro del complejo. Y qué diferencia nada
más entrar al casino. El primero que pisaba en mi vida y la impresión de ver
tantísimas máquinas de juego, las mesas del póker, la ruleta… Marcopolo se
encontraba como pez en el agua y lo primero que hizo nada más entrar fue
encenderse un cigarrito. No sé si tendría ganas de fumar o no, pero el hecho de
que no estuviese prohibido ya fue suficiente. Muy curioso que en ninguno de los
casinos y hoteles que visitamos días después, así como en éste, no había nada de
humo, ni siquiera se percibía el olor en el ambiente a pesar de que la gente
fuma por todos lados. Curioso también el contraste de temperatura. Del calor del
exterior, unos 32 grados en ese momento, al fresquito del interior del casino
Sobre lo del tabaco… a estos precios deberían ponerlo en España
Tras pasar el hotel y el casino existe una zona de tiendas y restaurantes antes
de llegar al final del recinto, que es donde están las taquillas para comprar
los tickets de las atracciones.
La mayor cola era para comprar las entradas, porque una vez que las teníamos en
la mano, ir a la coaster y montar no nos llevó mucho tiempo.
Quizá tenemos el concepto de los parques temáticos en los que la tematización de
la cola y la entrada de las atracciones también cuenta, por eso lo cutre del
cartel de entrada a Desperado nos hizo dudar al principio de si era la entrada o
no.
Subimos a la estación de embarque y algunos nos disponemos para hacer primera
fila. Más curiosidades. El suelo de la estación de embarque era de moqueta, como
la del hotel. Pero para llamar la atención, una vez que habíamos embarcado, el
cartelito de advertencia no tenía desperdicio:
¿Cómo se puede ser tan burro?
Tengo que editar el trozo de video que pude grabar de Desperado. Digo que pude,
porque de las vibraciones tan bestiales que tenía se paró la cámara o toqué
donde no debía sin querer hacerlo. El caso es que lo poco que se ve no tiene
desperdicio … Pasamos de ir medio flipados de las vistas a los gritos de
sorpresa primero y de dolor después. Cop y Fly se habían quedado esperando un
turno más para hacer también primera fila, así que pudimos esperarles para
verles la cara y oír sus impresiones nada más llegar. Bajaron como nosotros, con
el cuerpo molido de los golpes y traqueteos. Merderol del ocho, que diría Cop
Sin ganas de repetir nos fuimos hacia los coches para irnos hasta el centro
comercial de enfrente. Halfing tenía especial interés en ver un Tommy Hilfiger
donde la ropa está a precio de saldo en comparación con los precios de España.
Días después compré en otro outlet de la marca en Las Vegas y los precios eran
unos 5 dólares más caros. Para los que entiendan de la marca, un polo que aquí
cuesta unos 70 euros, allí valía 25 dólares. Como la ropa esa de paleto a mí no
me gusta, me dediqué a disfrutar de lo fresquito que se estaba dentro del centro
comercial y dar una vuelta por el mismo. Antes de esto, nos fuimos todos a comer
a un sitio donde estaban casi todos los restaurantes. Nos llamó la atención que
compartían mesas todos ellos. Así que cada uno eligió sitios diferentes para
comer. Unos pizza o pasta y otros comida china de una cadena que nos dejó con
las ganas de poner una franquicia aquí en España, Panda Express. La comida era
bastante curiosa, porque por unos 8 dólares podías elegir un primero y dos
segundos que ponían en un plato-bandeja. Lo picante aquí gusta mucho, cosa que
pudimos comprobar con los rollitos de primavera, que parecía que tenían
alacranes en su interior.
Después de comer estuvimos dando una vuelta por las tiendas y el centro
comercial. En un nivel superior había una exposición en la que estaban los
vehículos, ropa y alguna que otra cosa más de los famosos delincuentes Bonnie
and Clyde. Tras una vitrina de cristal estaba expuesto el coche que conducían
cuando fueron acribillados y muertos a balazos. Como para salvarse con semejante
artillería.
Al regresar a España y viendo mi canal preferido de televisión, Canal Historia,
vi un reportaje sobre estos dos piezas, en los que se hablaba al final de la
ubicación del coche… qué emoción verlo y poder decir “yo he estado allí”.
Habíamos quedado en el parking a una hora en concreto para continuar hasta Las
Vegas. Para los neófitos, deben saber que en los “viajes PKTK” cuando se dice “a
tal hora quedamos” significa que a esa hora se sale, no a esa hora llego y luego
nos vamos o llego tarde cinco minutos porque no pasa nada. Así que pude captar
la imagen de Cop cuando antes de dejarnos allí tirados me indicaba que ya
pasaban dos minutos de la hora.
Cuando llegaron los “perdidos” nos pusimos en marcha. Apreté un poco el paso y
justo cuando estábamos llegando a Las Vegas alcanzamos al equipo A. Al igual que
decimos que hay que ir a “la meca” de los parques una vez en la vida, hay que ir
también a Las Vegas. Ya desde lejos la cosa promete, porque se ve la magnitud de
los hoteles, sobre todos los del Strip, que es la calle donde están la mayoría
de ellos, al menos los principales. El nuestro, el Stardust, está en el Strip,
pero casi al final del mismo. Solo Stratosphere está más lejos aún “del centro”.
Aparcamos en el exterior mientras los encargados de hacerlo van a la recepción
para hacer el check-in.
La imagen del hotel desde la entrada nos dejó impresionados, sobre todo por lo
barato que nos habían salido las habitaciones con la buena pinta que tenía… la
cosa tenía truco.
Nuestro hotel es lo que se ve delante. La entrada es por detrás y se comparte
junto con las oficinas y habitaciones de los empleados. Ellos están abajo y
nosotros en la planta de arriba. Como no sabemos el lujo de las habitaciones del
hotel principal tampoco podemos comparar, pero al menos teníamos dos buenas
camas y un buen baño. Aunque en peores plazas he toreado, así que si lo comparo
con los Formula 1 de Francia, esto era el Ritz
Dejamos las maletas en las habitaciones y nos reunimos de nuevo todos en la
recepción del hotel. Hay muchas cosas que ver y antes de entrar en el Strip
queremos ir al Hilton para entrar en Star Trek Experience. Nada más pisar la
calle lo primero que me llamó la atención fueron las cantidades ingentes de
basura que hay tirada por todas ellas. No recuerdo ahora ninguna ciudad española
que esté así de guarra. En casi todas las esquinas hay repartidores de
publicidad, sobre todo de señoritas de reputación discutible. También existen
una especie de distribuidores de revistas como los que se ven en las películas,
esos de meter la moneda, levantar la tapa y coger uno (si se es honrado ),
aunque aquí son todos gratuitos y si en San Francisco los vimos de venta y
alquiler de casas o coches, aquí eran todos de revistas donde se anuncia la
venta de sexo (para ellos o para ellas).
En los días que estuvimos en Las Vegas menuda colección de tarjetas que hicimos.
Por cierto, tengo que buscar dónde las dejé, pues las coleccioné para Mahoany,
que por aquel entonces estaría tumbado en la cama convaleciente de su accidente
de moto.
A pesar de parecer que estábamos cerca, los diez o quince minutos andando no nos
los quitó nadie. Como he dicho anteriormente los hoteles son gigantescos, pero
con palabras mayores.
Si grande me había parecido el casino del Buffalo Bill’s, cuando vi el del
Hilton me quedé alucinado. Bueno, en estos días vi otros aún mayores. Pero ver
tanto vicio junto me sorprendió. Si hay gente que está enganchada a las máquinas
que incluso tienen una tarjeta del hotel, supongo que los que están alojados,
que la introducen en las máquinas tragaperras y les hacen el cargo
automáticamente. Otra curiosidad es que lo que entra no sale. Pues en lugar de
salir monedas cuando toca premio, da la opción de imprimir un ticket que lleva
un código de barras y que una de dos, puedes ir a la caja a cobrarlo o
insertarlo en cualquier máquina y volver a jugar. Está bien montado esto del
vicio
Atravesamos los pasillos del hotel y entramos en la zona donde está Star Trek.
He de reconocer que la ambientación ya la quisiera para más de un parque de
los que he estado, pero nunca he visto una película de la saga y ni para rematar
las principales atracciones son un simulador y un cine 4-D. Ya iba con la mosca
detrás de la oreja, pues los simuladores me marean hasta dejarme mal cuerpo para
el resto del día. Nimue es de mi selecto club y tampoco estaba muy animada, pero
de repente una voz de ultratumba dijo “… ya que estamos aquíiii” Así que
me gasté los 39 dólares que costaba la “experience” y pa’dentro con el resto.
Una vez dentro, hasta que llega la hora de acceder al simulador se puede dar una
vuelta por una exposición, donde hay vestimenta; armas y réplicas de las naves
que utilizaban en las películas. También había una larga tabla en la que
figuraban los personajes y los años de su existencia. Para un treki esto será la
leche, pero particularmente a mí no me dijo nada.
Cuando aún tenía color de cara, me hice una foto para la posteridad con los que
creo eran los artistas de la primera película.
Otros fueron más educados que yo e hicieron el saludo “normal”
Entre tanta tontería nos damos cuenta que la gente ya estaba pasando al
simulador. La mayoría ya estábamos en la cola, pero algunos andaban perdidos
todavía haciéndose fotos con las naves y los muñecajos. Marcopolo en plan
verdulera de pueblo se puso a llamarles a voces… en ese momento creí que
vendrían los de seguridad a ponernos de patitas en la calle
El caso es que cuando llegaron el cupo ya estaba completo, así que les hicieron
salir del ascensor y esperarse al siguiente pase. La introducción es muy buena,
salía un tío que le hacían falta cuatro cañonazos de garbanzos (encima con el
mono ese de espuma tan ajustado se le notaba aún más lo famélico que estaba),
simulando que sufríamos un ataque enemigo (que como no sé quien son los buenos,
ni los malos, pues me creí lo que me contaron). El individuo al final se hacía
el herido y nos hacía pasar a otra sala donde embarcamos en una nave y
posteriormente entramos en el simulador. Qué malos recuerdos me traen. Iluso de
mí esperaba que en esta ocasión fuese diferente. Si ya me mareo en los
simuladores buenos, en éste no vomité por vergüenza. El caso es que con todo mi
mareo no hacía más que mirar a Nimue y pensaba “si ella aguanta, yo también”. La
proyección mala, el movimiento pésimo (aunque yo no soy el más apropiado para
valorar la sincronización o no), pero para rematarlo la supuesta nave en la que
viajábamos tenía el techo “descapotable”, así que se veían los focos de luces;
el techo y unas barandillas metálicas repletas de cables atados. Cero patatero
para el simulador. En mi cabeza aturdida sólo resonaba “… ya que estamos aquíiii” En una
tienda de souvenirs de la saga que hay a la salida del simulador me compré una
botella de agua fresquita y me marché al pasillo de entrada al 4-D para sentarme
junto al equipo A e intentar recuperarme. Tras una visita al “señor roca” la
cosa se normalizó un poco y el sudor frío que sentía se convirtió en
reconfortante calorcito, a pesar del fuerte aire acondicionado que tienen en
todos los sitios. La cosa iba bien. Así que cuando ya estábamos todos juntos
entramos al 4-D. Tras una introducción previa en la que corrimos por unos
pasillos siendo atacados por unos bichos con láser en los ojos, entramos al
cine. La película no es de las de recordar, pero al menos los efectos estaban
bien. 1-0. Pero los 39 dólares no estaban aprovechados.
Kap compró una nave para su hermano que es un auténtico friki (o treki) de esto.
Incluso se sabía los números de las naves
Antes de ponernos en marcha, Modegod jugó en una máquina tragaperras y menudas
risas que nos pasamos. Cada vez que le tocaba algo montábamos una juerga que los
clientes de una barra de bar próxima se daban la vuelta. Lo máximo que llegó a
ganar fueron 13,50 dólares, y al final lo perdió todo. Pero el rato que nos
pasamos no tiene precio.
Salimos del hotel para coger el monorraíl que nos llevaría al centro del Strip.
Nos bajamos en Harrah’s donde únicamente utilizamos el hotel como pasillo para
salir al Strip. Como no, todo es vicio y más vicio (por el juego, claro. Los
otros vicios no se ven )
Una vez en la calle nos paramos en el escaparate de una tienda de fotografía y
al lado se puso un señor que al oirnos hablar nos dijo en perfecto castellano
“hay que ver qué bien hablamos los españoles el inglés” … creo que era de
Madrid. Siempre resulta grato encontrar compatriotas en lugares lejanos. Bueno,
tirando de planning discutimos hacia donde ir, teniendo en cuenta que el equipo
A tenía reservadas entradas para Le Reve.
Entramos al hotel The Mirage para dar una vuelta. El lujo es la tónica general
de los hoteles del Strip. Por supuesto que todos ellos son “visitables” y no
ponen pega alguna en acceder a los mismos. Cada vez que viajo a EEUU engancho
unos cuantos kilos de más, pero con cosas como éstas ¿quién se priva?
En el exterior de algunos hoteles hacen espectáculos de todo tipo. En éste se
simula la erupción de un volcán y aún a pesar de la distancia se nota el
calorcito cada vez que pegaban esos llamarazos.
Después nos fuimos hasta Treasure Island. Si os fijáis en las fotos anteriores
se ve “al lado” del Mirage. Pero las distancias entre unos y otros engañan
muchísimo. El “al lado” pueden ser fácilmente 600 metros o más. Entramos a
Treasure Island porque en algunos foros indicaban que el mejor lugar para ver el
espectáculo es desde una terraza a la que se accede desde el interior. Al llegar
a la puerta vimos que dicha terraza es exclusiva para los que están alojados
allí. Así que nos salimos a la calle y nos buscamos un sitio donde buenamente
pudimos, pues estos espectáculos son seguidos por muchos de los turistas que hay
por la ciudad… y por los carteristas. Había multitud de carteles indicando que
no se dejase de prestar atención a las pertenencias personales, pues al parecer
en el rato que dura el show es agosto permanentemente para los chorizos
Por si aún no lo he dicho, Las Vegas es en sí un “parque temático”. Todo es
digno de ver. La pasta que tiene que costar hacer un espectáculo como el del
exterior de este hotel y aún así, ahí está. Me gustaría describirlo con
palabras, pero seguro que no harían justicia a las fotos.
La historia va de un barco de tías piratas que son atacadas por un barco de tíos
piratas. Las tías están para mojar pan y los tíos las atacan. Ellas utilizando
sus malas artes les hunden el barco y así se tienen que quedar a vivir todos
juntos y revueltos en el barco de las tías. Fin. … (ya os decía que no le haría
justicia ).
Cruzamos la calle un poco más adelante para dejar al equipo A en el hotel Winn,
donde tenía la reserva para Le Rêve.
Si lujosos nos habían parecido los hoteles vistos hasta ahora, el Winn se
llevaba la palma. ¿Cuántos hoteles tienen tiendecitas así?
Porque no llevaba calderilla suelta, que sino me habría comprado uno
En lo que el equipo A tomaba posiciones para Le Rêve…
… los del equipo M tomábamos posiciones en otro sitio
Sí, tanto nos había gustado el Panda Express del mediodía que para cenar nos
decidimos de nuevo por uno de estos restaurantes chinos “rápidos”. Y no fue la
última vez.
Después de cenar y antes de irnos para el hotel dando un largo paseo, entramos
en el Venetian. Días antes del viaje estuve viendo en el National Geographic
Channel un documental sobre la construcción de este hotel. El casino no está a
nivel del suelo, sino que es subterráneo y está debajo de los canales
artificiales que hay dentro del hotel. En su construcción tuvieron serios
problemas porque se filtraba el agua del canal y caía al casino. Incluso el día
de la inauguración oficial del hotel aún quedaban retoques en las tiendas del
interior. Pero abrieron y con éxito. Si el Winn me había parecido un hotel
lujoso, Venetian me pareció una verdadera obra de arte.
Como el propio nombre del hotel indica, es una réplica de Venecia. En el
exterior era ya de noche y cuando entramos, nos quedamos asombrados con esto:
La luz está muy conseguida y realmente parece luz solar. Además los que habían
estado en Venecia se quedaron asombrados de lo perfectas que eran las réplicas
de los edificios y monumentos del hotel.
Al salir al exterior pudimos ver una vez más el espectáculo del Mirage. Al menos
desde aquí no había cabezones delante que quitasen vistas
Tranquilamente regresamos hasta el hotel para una duchita relajante antes de
dormir. Al día siguiente nos esperaba una de las mejores etapas del viaje. La
visita al Gran Cañon del Colorado |